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- Código del diagnóstico: 00091
- Dominio del diagnóstico: Dominio 4 – Actividad – reposo
- Clase del diagnóstico: Clase 2 – Actividad – ejercicio
- Estado del diagnóstico: Diagnósticos actuales
El diagnóstico NANDA-I ‘Movilidad en la cama deteriorada’ es un aspecto crítico en el cuidado del paciente, particularmente relevante para aquellos que enfrentan limitaciones físicas significativas. Este diagnóstico no solo afecta la experiencia diaria de los individuos, sino que también puede tener un profundo impacto en su proceso de recuperación y calidad de vida. Reconocer y abordar estos problemas de movilidad es esencial para implementar intervenciones efectivas que promuevan la independencia y el bienestar del paciente.
Este post se sumerge en la exploración del diagnóstico NANDA-I ‘Movilidad en la cama deteriorada’, proporcionando una definición clara y concisa. Además, abordaremos las características definitorias asociadas, los factores relacionados, las poblaciones en riesgo y las condiciones que pueden contribuir a este diagnóstico. A medida que avancemos, se ofrecerá una visión integral sobre los elementos cruciales que rodean la movilidad en la cama, enfatizando la importancia de comprender y manejar estos desafíos en la práctica de enfermería.
Definición del Diagnóstico NANDA-I
El diagnóstico NANDA-I ‘movilidad en la cama deteriorada’ se refiere a una condición caracterizada por la incapacidad o dificultad de un paciente para moverse de manera independiente en la cama, lo que puede manifestarse en alteraciones significativas en su capacidad para cambiar de posición, reposicionarse o realizar movimientos básicos como rodar o sentarse. Este deterioro de la movilidad puede ser consecuencia de diversos factores, incluyendo debilidad muscular, disminución de la flexibilidad, dolor, problemas neurológicos, restricciones ambientales, o una recuperación postoperatoria. La limitación en la movilidad no solo afecta la independencia del paciente, sino que también puede influir en su bienestar general, aumentando el riesgo de complicaciones como úlceras por presión, trombosis venosa profunda y descondicionamiento físico. El reconocimiento temprano de esta condición es crucial para implementar intervenciones que mejoren la movilidad y faciliten la recuperación, resaltando la importancia de evaluar tanto las características subjetivas como objetivas del paciente para comprender plenamente su situación y diseñar un plan de cuidados adecuado.
Características Definitorias del Diagnóstico NANDA-I
El diagnóstico NANDA-I «Movilidad en la cama deteriorada» se identifica por características definitorias. A continuación, se explican:
- Dificultad para moverse entre posiciones de sentado prolongado y supina Esta característica evidencia el diagnóstico al mostrar cómo el paciente presenta limitaciones en su capacidad para realizar movimientos básicos que son esenciales para la comodidad y el descanso. La dificultad para cambiar de una posición sentada a una posición acostada puede implicar una debilidad muscular o un dolor que afecta la movilidad. Este síntoma es clínicamente relevante, ya que indica un riesgo aumentado de complicaciones como la rigidez articular y la fatiga, lo que puede agudizar la pérdida de independencia del paciente.
- Dificultad para moverse entre posiciones de prono y supina La incapacidad de rotar entre estas posiciones no solo interfiere con el descanso y el confort del paciente, sino que también puede incrementar el riesgo de desarrollar úlceras por presión. Clínicamente, esta dificultad es un indicador crucial de que el paciente puede estar experimentando dolor, debilidad o problemas neuromusculares. Además, la incapacidad para cambiar de posición puede resultar en una falta de circulación adecuada y una alteración en el estado general del paciente.
- Dificultad para moverse entre posiciones de sentado y supina Este esfuerzo genera ansiedad en el paciente y una falta de confianza para realizar movimientos, lo que puede llevar a una mayor limitación en la movilidad. Desde una perspectiva clínica, esta dificultad refleja no solo un problema físico, sino también un componente psicológico. La combinación de ansiedad y limitaciones físicas puede contribuir a un ciclo de inmovilidad que perjudica la salud general del paciente. La medición de esta característica puede incluir evaluaciones de escala de movilidad y observación del comportamiento durante el movimiento.
- Dificultad para alcanzar objetos en la cama La imposibilidad de acceder a objetos esenciales, como el teléfono, bebidas o medicaciones, es un signo claro de movilidad en la cama deteriorada. Este síntoma puede ser un indicador significativo de la calidad de vida del paciente. La incapacidad para alcanzar estos elementos puede resultar en un incremento en la dependencia del personal de salud y en una disminución de la autonomía del paciente, así como en un posible sentimiento de frustración y malestar emocional.
- Dificultad para reposicionarse en la cama Esta dificultad no solo provoca molestias físicas, sino que también puede conllevar consecuencias serias como la aparición de úlceras por presión. La evaluación clínica de esta característica implica observar cuán frecuentemente el paciente necesita asistencia para reposicionarse, lo que puede reflejar la gravedad de su deterioro funcional. Un paciente que no puede reposicionarse adecuadamente está en riesgo de daño cutáneo y complicaciones asociadas a la inmovilidad prolongada.
- Dificultad para rodar en la cama Esta incapacidad para rodar puede tener un impacto directo en la calidad del sueño y en la comodidad del paciente. Clínicamente, puede ser indicativa de debilidad muscular, dolor o falta de coordinación. La incapacidad para realizar un movimiento tan básico puede reflejar un deterioro significativo del estado funcional. Los profesionales de la salud deben observar esta dificultad, ya que puede contribuir a un aumento de la inquietud y el malestar, los cuales son perjudiciales para el bienestar clínico general.
- Dificultad para sentarse en el borde de la cama Esta acción, que puede parecer simple, se convierte en una tarea difícil para pacientes con movilidad deteriorada. La posibilidad de sentarse en el borde de la cama es crucial para participar en actividades diarias y sociales. Si se presenta esta dificultad, puede señalar un compromiso severo en el estado funcional del paciente. Clínicamente, esta característica puede evidenciar la necesidad de intervenciones adicionales para mejorar la fuerza y la movilidad, lo que subraya la importancia de estrategias de rehabilitación adecuadas.
Factores Relacionados (Etiología) del Diagnóstico NANDA-I
La etiología de «Movilidad en la cama deteriorada» se explora con sus factores relacionados. A continuación, se explican:
- Disminución de la flexibilidad La rigidez articular o muscular limita el rango de movimiento, lo que dificulta la capacidad del paciente para cambiar de posición en la cama. Esto puede ser el resultado de enfermedades crónicas, como la artritis, o de la inactividad prolongada. La pérdida de flexibilidad no solo afecta a las extremidades, sino que también puede impactar la capacidad del paciente para realizar movimientos cotidianos, exacerbando la inmovilidad y aumentando el riesgo de complicaciones como úlceras por presión.
- Deterioro del equilibrio postural Un equilibrio comprometido puede estar influenciado por debilidad muscular, problemas vestibulares u alteraciones en la percepción del propio cuerpo. Esta falta de estabilidad se traduce en mayores dificultades para movilizarse en la cama, aumentando el riesgo de caídas. Los pacientes que no mantienen un buen equilibrio pueden ser reacios a intentar moverse, lo que agrava su falta de movilidad, creando un ciclo vicioso de inactividad y deterioro funcional.
- Ángulo inadecuado de la cabecera de la cama La postura del paciente es crítica para facilitar la movilidad en la cama. Un ángulo no óptimo puede dificultar la transición entre posiciones, ya que el paciente puede experimentar incomodidad o disconfort al intentar moverse. Esto puede contribuir a una disminución de la motivación para realizar cambios posturales, resultando en una mayor rigidez y en una dependencia incrementada de los cuidadores.
- Conocimiento inadecuado de técnicas de movilización La falta de educación sobre cómo movilizarse de manera eficiente puede dificultar la capacidad del paciente para realizar movimientos básicos. Sin un conocimiento adecuado, los pacientes pueden temer moverse, creyendo que podrían lastimarse o que simplemente no son capaces. Esta percepción negativa les lleva a la inacción, lo que, a su vez, agrava la movilidad deteriorada y aumenta la dependencia en su cuidado.
- Fuerza muscular inadecuada La debilidad muscular tiene un impacto directo en la capacidad de cambio de posición. Condiciones como la sarcopenia, el desuso muscular o ciertas enfermedades neuromusculares reducen la fuerza necesaria para realizar actividades diarias. La falta de fuerza contribuye a la dificultad en las transferencias y en la movilidad en la cama, lo que puede generar un aumento en las complicaciones asociadas con la inmovilidad, como la trombosis venosa profunda o la pérdida de masa muscular.
- Autogestión ineficaz del sobrepeso El exceso de peso puede crear barreras físicas que limitan la capacidad del paciente para movilizarse. El sobrepeso aumenta la carga sobre las articulaciones y requiere más esfuerzo para realizar movimientos incluso simples, como girar o sentarse. Además, la fatiga relacionada con el sobrepeso puede desincentivar a los pacientes de intentar moverse, contribuyendo a un ciclo de inactividad y debilitamiento muscular.
- Dolor El dolor es un factor limitante significativo que puede impedir movimientos fluidos y cómodos. Condiciones dolorosas, como la artritis, dolores musculares o postquirúrgicos, generan una aversión al movimiento por miedo a agravar el dolor. Esto no solo reduce la calidad de vida, sino que también puede llevar a la prolongación de la inmovilidad y, por ende, a riesgos aumentados de complicaciones como úlceras por presión.
- Inmovilidad prolongada La inactividad por períodos extendidos contribuye al deterioro muscular y articular. Este estado de inmovilidad puede ser consecuencia de enfermedades agudas, traumatismos o decisiones clínicas que favorecen la restricción de movimientos. La falta de actividad causa atrofia muscular y pérdida de la capacidad funcional, creando un círculo vicioso que es difícil de romper en los pacientes de edad avanzada o con múltiples comorbilidades.
- Restricciones ambientales no abordadas Un entorno inadecuado, como la ausencia de barandillas, superficies resbaladizas o una distribución poco funcional de los elementos en la habitación, puede complicar la movilidad del paciente. Estas restricciones ambientales pueden hacer que incluso los movimientos más simples se conviertan en tareas arduas y peligrosas, incrementando el riesgo de caídas y lesiones, lo que además puede afectar la motivación del paciente para esforzarse en la movilización.
Población de Riesgo para el Diagnóstico NANDA-I
Ciertos grupos son más susceptibles a «Movilidad en la cama deteriorada«. A continuación, se explican:
- Individuos en el período postoperatorio temprano: Este grupo es particularmente vulnerable a la movilidad deteriorada debido a la combinación de factores físicos y psicológicos que afectan su capacidad de moverse. Tras una cirugía, los pacientes suelen experimentar dolor significativo en el sitio quirúrgico, lo que puede limitar sus ganas o capacidad de cambiar de posición en la cama. Además, la debilidad muscular postquirúrgica es común debido a la inmovilidad durante el procedimiento, lo que provoca una atrofia muscular rápida. El miedo a provocar un daño adicional o experimentar dolor puede generar una renuencia psicológica a moverse, perpetuando la inmovilidad. La combinación de estos factores no solo incrementa el riesgo de complicaciones como úlceras por presión, sino que también puede extender el tiempo de recuperación en el hospital.
- Adultos mayores: Este grupo es propenso a tener movilidad en la cama deteriorada debido a múltiples factores relacionados con el envejecimiento y la comorbilidad. Los cambios fisiológicos asociados con la edad, como la disminución de la masa muscular (sarcopenia), la reducción de la fuerza y el equilibrio, aumentan la dificultad para movilizarse. Además, son comunes las condiciones crónicas, como artritis, osteoporosis y enfermedades cardiovasculares, que afectan el sistema musculoesquelético y hacen que el movimiento sea doloroso o arriesgado. La polifarmacia (uso de múltiples medicamentos) puede provocar efectos secundarios que comprometen aún más la movilidad, como mareos o debilidad. A menudo, estos adultos mayores pueden experimentar también problemas cognitivos, lo que dificulta su percepción de la necesidad de movilizarse o su capacidad para seguir instrucciones simples, aumentando así su riesgo de movilidad deteriorada.
Condiciones Asociadas al Diagnóstico NANDA-I
El diagnóstico «Movilidad en la cama deteriorada» puede coexistir con otras condiciones. A continuación, se explican:
- Condiciones Respiratorias Críticas Pacientes que requieren respiración artificial suelen tener severas limitaciones en su movilidad debido a la necesidad de soporte ventilatorio. Esto no solo afecta su capacidad para moverse en la cama, sino que también puede predisponer a complicaciones como la formación de úlceras por presión, dado el aumento del tiempo en posición supina. Es crucial evaluar el estado respiratorio y la tolerancia al traslado, esto ayudará a establecer un plan de cuidados que priorice la movilidad y la prevención de complicaciones.
- Deterioro Musculoesquelético Las condiciones que afectan músculos y huesos, como la artritis o la osteoporosis, limitan directamente la capacidad de un paciente para moverse en la cama. Este deterioro puede causar dolor y rigidez, disminuyendo aún más la movilidad. Es importante realizar una evaluación exhaustiva del estado musculoesquelético para implementar ejercicios de fortalecimiento y rango de movimiento, que fomenten la autonomía del paciente.
- Trastornos Neurocognitivos Estos trastornos, como la demencia, pueden interferir en la capacidad del paciente para llevar a cabo movimientos de manera efectiva. La confusión o la incapacidad para seguir instrucciones pueden resultar en una movilidad significativamente restringida, aumentando el riesgo de caídas y lesiones. La valoración de la cognición es esencial para adaptar las intervenciones a las capacidades del paciente y facilitar su movilidad segura.
- Enfermedades Neurodegenerativas Condiciones como la esclerosis múltiple o la enfermedad de Parkinson afectan progresivamente la función motora. La debilidad muscular y la disminución de la coordinación crean un desafío para la movilidad. En este contexto, es imprescindible implementar un plan de cuidados que incluya terapia física y ocupacional para maximizar la funcionalidad del paciente y minimizar las complicaciones asociadas.
- Intervenciones Quirúrgicas Pacientes que han sometido a procedimientos quirúrgicos, especialmente en el sistema musculoesquelético, experimentan un deterioro temporal de la movilidad debido a la dolorosa recuperación. La gestión del dolor y la movilización temprana son críticas para prevenir la rigidez y la pérdida de masa muscular. Un enfoque colaborativo entre enfermeras y fisioterapeutas puede mejorar los resultados en movilidad postoperatoria.
Objetivos NOC / Resultados Esperados
Para el diagnóstico NANDA-I «Movilidad en la cama deteriorada«, se plantean los siguientes resultados esperados (NOC) que guiarán la evaluación de la efectividad de las intervenciones de enfermería. Estos objetivos se centran en la mejora del estado del paciente en relación con las manifestaciones y factores etiológicos del diagnóstico:
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Movilidad física
Este resultado es esencial para medir la capacidad del paciente para realizar movimientos físicos independientes o asistidos. La mejora en la movilidad física permitirá al paciente desplazarse por la cama con mayor facilidad, lo que reduce el riesgo de complicaciones como úlceras por presión y mejorará su bienestar general. -
Capacidad para cambiar de posición
Este resultado evalúa la habilidad del paciente para reposicionarse durante la estancia en la cama. Fomentar que el paciente sea capaz de cambiar de posición sin asistencia es crucial para prevenir complicaciones asociadas a la inmovilidad, favoreciendo así su recuperación y comodidad. -
Comportamiento de actividad
Este resultado permite observar el aumento en la participación del paciente en actividades físicas, incluso en el contexto de movilidad limitada. La mejora en el comportamiento de actividad no solo facilita la movilidad en la cama, sino que también contribuye a la motivación y al estado emocional del paciente, aspectos importantes en su proceso de recuperación. -
Control del dolor
La gestión efectiva del dolor es fundamental para mejorar la movilidad en la cama. Este resultado ayuda a evaluar si el paciente está manejando su dolor de manera efectiva, lo que influye directamente en su capacidad para moverse y realizar actividades cotidianas. Un control adecuado del dolor es esencial para facilitar el movimiento. -
Conocimiento sobre las estrategias de movilidad
Este resultado se enfoca en el nivel de conocimiento del paciente sobre técnicas y estrategias para mejorar su movilidad. Educar al paciente sobre cómo evitar lesiones y optimizar su movimiento tiene un impacto significativo en la mejora de la movilidad en la cama, empoderándolo para ser más proactivo en su autocuidado.
Intervenciones NIC / Plan de Cuidados de Enfermería
Para abordar el diagnóstico NANDA-I «Movilidad en la cama deteriorada» y alcanzar los objetivos NOC propuestos, se sugieren las siguientes intervenciones de enfermería (NIC). Estas intervenciones están diseñadas para tratar los factores etiológicos y las manifestaciones del diagnóstico:
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Movilización del paciente
Facilitar los cambios de posición y la movilización del paciente para prevenir complicaciones musculoesqueléticas y mejorar la circulación. Esta intervención ayuda a restaurar la movilidad y reduce el riesgo de atrofia muscular. -
Educación sobre movilidad
Proporcionar información y entrenamiento al paciente y su familia sobre técnicas adecuadas para cambiar de posición y movilizarse en la cama. La educación empodera al paciente, aumentando su confianza y disposición para participar activamente en su cuidado. -
Prevención de caídas
Implementar medidas para prevenir caídas, como la evaluación del entorno y la disposición de barandillas y superficies antideslizantes. Esto es vital para garantizar la seguridad del paciente mientras intenta mejorar su movilidad. -
Fortalecimiento de la movilidad
Diseñar un programa de ejercicios pasivos y activos apropiados para el estado del paciente que favorezcan el fortalecimiento muscular y la amplitud de movimiento. Esta intervención es clave para mejorar la funcionalidad y la movilidad en la cama. -
Evaluación del dolor
Monitorear y evaluar el dolor asociado con el movimiento del paciente. Una adecuada gestión del dolor es esencial para facilitar la movilización y promover la participación en actividades que mejoren la movilidad en la cama.
Actividades de Enfermería Detalladas
Las intervenciones NIC para el diagnóstico NANDA-I «Movilidad en la cama deteriorada» se componen de actividades específicas que el personal de enfermería lleva a cabo para proporcionar cuidados efectivos. A continuación, se detallan ejemplos de actividades para las intervenciones clave identificadas:
Para la Intervención NIC: Movilización del paciente
- Ayudar al paciente a cambiar de posición cada 2 horas para prevenir la formación de úlceras por presión y mejorar la circulación. Esto garantiza que las áreas de contacto con la cama se alivien adecuadamente.
- Implementar un plan de movilización progresiva que incluya el uso de dispositivos de asistencia como grúas o sillas de traslado. Esto facilita la movilidad con seguridad y disminuye el riesgo de lesiones.
- Evaluar regularmente la tolerancia del paciente a la movilización, observando signos de fatiga o malestar, para ajustar el plan de cuidados según sea necesario.
Para la Intervención NIC: Educación sobre movilidad
- Proporcionar al paciente y su familia folletos informativos sobre la importancia de la movilización y técnicas para un cambio de posición seguro. Esto aumenta la comprensión y participación en el cuidado del paciente.
- Demostrar al paciente cómo utilizar correctamente las barandillas y otras ayudas para facilitar su movilidad en la cama, promoviendo la autonomía.
- Realizar sesiones de educación sobre cómo identificar signos de complicaciones relacionadas con la movilidad, como dolor o debilidad, lo que permite una pronta intervención.
Para la Intervención NIC: Prevención de caídas
- Realizar una evaluación del entorno del paciente para identificar y eliminar riesgos de caídas, asegurando que el espacio esté libre de objetos que puedan provocar tropiezos.
- Colocar barandillas en la cama y enseñar al paciente a utilizarlas de manera efectiva al levantarse o cambiar de posición. Esto promueve un entorno seguro.
- Llevar a cabo un monitoreo continuo del estado del paciente, especialmente después de cambios de posición, para prevenir caídas relacionadas con la debilidad o desorientación.
Sugerencias y Consejos Prácticos
Para manejar de manera más efectiva el diagnóstico NANDA-I «Movilidad en la cama deteriorada» y mejorar el bienestar, se ofrecen las siguientes sugerencias y consejos para pacientes y sus familias:
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Realizar ejercicios de movilización pasiva
Pida a un familiar o cuidador que ayude a mover sus piernas y brazos mientras está en la cama. Esto mejora la circulación sanguínea y previene rigidez muscular.
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Usar dispositivos de asistencia
Considere el uso de almohadas o cojines que faciliten el cambio de posición en la cama. Esto reduce la fricción y el dolor al mover el cuerpo.
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Establecer un horario de cambios de posición
Cambie de posición cada 2 horas para prevenir la formación de úlceras por presión. Use un recordatorio o alarma si es necesario.
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Practicar la respiración profunda
Realice ejercicios de respiración profunda mientras está en la cama. Esto ayuda a mantener la función pulmonar y previene complicaciones respiratorias.
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Incrementar la higiene diaria
Mantenga una buena higiene personal utilizando toallitas húmedas o esponjas. Esto no solo mejora la comodidad, sino que también previene infecciones cutáneas.
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Usar tecnología de apoyo
Utilice aplicaciones o dispositivos que ofrezcan recordatorios para moverse o ejercitarse. La tecnología puede ser una gran aliada en el autocuidado.
Ejemplo Práctico / Caso Clínico Ilustrativo
Para ilustrar cómo el diagnóstico NANDA-I «Movilidad en la cama deteriorada» se aplica en la práctica clínica y cómo se aborda, consideremos el siguiente caso:
Presentación del Paciente y Contexto Clínico
Paciente masculino de 68 años, con antecedentes de hipertensión arterial y diabetes mellitus tipo 2. Ingresa por episodio de accidente cerebrovascular (ACV) isquémico, lo que ha afectado su movilidad y fuerza en el lado derecho. Se solicita valoración de enfermería para determinar su capacidad de movilidad en la cama y necesidades de asistencia.
Valoración de Enfermería
Durante la valoración, se recopilaron los siguientes datos significativos:
- Dato Subjetivo: El paciente expresa: «No puedo moverme por mi lado derecho y siento mucho dolor cuando trato de girar».
- Dato Objetivo: Se observa que el paciente no puede realizar giros en la cama sin ayuda, y presenta tendencia a la posición supina sin poder cambiarla por sí mismo.
- Dato Objetivo: La escala de movilidad en la cama muestra una puntuación de 2 en 5, indicando dependencia.
- Dato Objetivo: Se detectan áreas de eritema en la región sacra, sugiriendo el inicio de una ulceración por presión debido a la inmovilidad.
Análisis y Formulación del Diagnóstico de Enfermería NANDA-I
El análisis de los datos de valoración conduce a la identificación del siguiente diagnóstico de enfermería: Movilidad en la cama deteriorada. Esta conclusión se basa en la incapacidad del paciente para moverse por sí mismo, el dolor referido al intentar girar e indicios de daño en la piel, lo cual refleja características definitorias del diagnóstico como la reducción en la capacidad de movimiento y la presencia de factores de riesgo relacionados, como la debilidad muscular secundaria al ACV.
Plan de Cuidados Propuesto (Objetivos e Intervenciones Clave)
El plan de cuidados se centrará en abordar el diagnóstico «Movilidad en la cama deteriorada» con los siguientes elementos prioritarios:
Objetivos (NOC Sugeridos)
- El paciente demostrará una movilidad mejorada en la cama dentro de 72 horas.
- El paciente mantendrá la integridad de la piel en las áreas de riesgo durante su estancia hospitalaria.
Intervenciones (NIC Sugeridas)
- Movilización de Paciente:
- Asistir al paciente en los cambios de posición cada 2 horas para prevenir úlceras por presión.
- Instruir al paciente en ejercicios pasivos y activos que pueda realizar con el lado no afectado.
- Cuidados de la Piel:
- Realizar valoraciones diarias de la piel en áreas de presión y aplicar crema hidratante en piel seca.
Evolución y Resultados Esperados
Con la implementación de las intervenciones propuestas, se espera que el paciente muestre una mejora en su capacidad para moverse en la cama, reduciendo el dolor y logrando cambios de posición con la asistencia mínima. Esto no solo ayudará en su recuperación general, sino que también contribuirá a la prevención de complicaciones como lesiones por presión.
Preguntas Frecuentes (FAQ)
A continuación, se responden algunas preguntas frecuentes sobre el diagnóstico NANDA-I «Movilidad en la cama deteriorada«:
¿Qué significa el diagnóstico ‘Movilidad en la cama deteriorada’?
Se refiere a la capacidad reducida de un paciente para moverse adecuadamente en la cama, lo que puede afectar su bienestar y aumentar el riesgo de complicaciones.
¿Cuáles son las causas comunes de la movilidad en la cama deteriorada?
Las causas pueden incluir debilidad muscular, dolor, fatiga, problemas neurológicos, o condiciones médicas como artritis o lesiones.
¿Qué intervenciones pueden ayudar a mejorar la movilidad en la cama?
Las intervenciones pueden incluir ejercicios de movilización pasiva, técnicas de posicionamiento, el uso de dispositivos de asistencia y la educación del paciente sobre movimientos seguros.
¿Cómo se evalúa el progreso en la movilidad en la cama?
El progreso se evalúa observando la capacidad del paciente para cambiar de posición, su nivel de comodidad y la reducción en la dependencia de asistencia para movilizarse en la cama.
¿Cuáles son las consecuencias de no abordar la movilidad en la cama deteriorada?
Si no se trata, puede llevar a complicaciones graves como úlceras por presión, trombosis venosa profunda y pérdida de la funcionalidad general del paciente.