Riesgo de movilidad física deteriorada

Diagnóstico NANDA 00324 -

    • Código del diagnóstico: 00324
    • Dominio del diagnóstico: Dominio 4 – Actividad – reposo
    • Clase del diagnóstico: Clase 2 – Actividad – ejercicio
    • Estado del diagnóstico: Diagnósticos actuales

El diagnóstico NANDA-I ‘Riesgo de movilidad física deteriorada’ representa un componente crítico en la práctica de enfermería, destacando la importancia de una evaluación integral y oportuna de los pacientes. La movilidad es esencial para la calidad de vida, y su deterioro puede implicar serias consecuencias para la salud física y mental de los individuos, por lo que es fundamental que los profesionales de la salud reconozcan los factores que pueden influir en esta condición y tomen medidas proactivas para prevenir complicaciones.

Este artículo se adentrará en la definición del diagnóstico NANDA-I ‘Riesgo de movilidad física deteriorada’, explorando sus implicaciones y relevancia en la atención al paciente. Se ofrecerá una visión integral de este diagnóstico, abordando aspectos clave como los factores de riesgo asociados, la identificación de poblaciones susceptibles y las condiciones que pueden estar vinculadas, garantizando así una comprensión completa que permita implementar intervenciones efectivas en la práctica clínica.

Definición del Diagnóstico NANDA-I

El diagnóstico de «Riesgo de movilidad física deteriorada» se refiere a la situación en la cual un individuo presenta una vulnerabilidad significativa que puede resultar en limitaciones en su capacidad para moverse de manera independiente y deliberada, abarcando tanto el desplazamiento como la utilización funcional de sus extremidades. Este diagnóstico implica la identificación de diversos factores predisponentes que, al interactuar de manera negativa, pueden obstaculizar el movimiento físico, como el debilitamiento muscular, la inadecuada fuerza o resistencia física, y diversas condiciones psicológicas o ambientales que impactan la voluntad o la capacidad para participar en actividades físicas. Así, reconocer este riesgo es crucial para permitir que los profesionales de la salud planifiquen intervenciones adecuadas que prevengan la pérdida de movilidad y sus complicaciones asociadas, asegurando así el bienestar y la calidad de vida del paciente. El enfoque en los factores que contribuyen a dicho riesgo es esencial para una evaluación integral y para la implementación de estrategias de intervención eficaces que mantengan o promuevan la movilidad física en el individuo.

Características Definitorias del Diagnóstico NANDA-I

El diagnóstico NANDA-I «Riesgo de movilidad física deteriorada» se identifica por características definitorias. A continuación, se explican:

  • Deterioro físico

    El deterioro físico se manifiesta a través de una combinación de debilidad muscular, descoordinación y una disminución en la capacidad general para moverse. Estas manifestaciones son indicadores clave del ‘Riesgo de movilidad física deteriorada’ porque sugieren una incapacidad para realizar actividades diarias que requieren movilidad básica, lo que a su vez puede aumentar el riesgo de caídas y otras complicaciones. La debilidad muscular puede ser observada a través de pruebas de fuerza, donde se mide la resistencia en diversas extremidades. La descoordinación, por su parte, puede resultar en movimientos torpes e imprecisos, impidiendo al paciente ejecutar tareas tan simples como caminar o equilibrarse. La disminución en la capacidad de movimiento puede evaluarse mediante la observación de la capacidad del paciente para realizar transferencias, como levantarse de una silla o acomodarse en la cama. En conjunto, estas características indican un compromiso físico que impacta negativamente en la autonomía del paciente y requieren intervención urgente para prevenir un mayor deterioro.

Factores de Riesgo del Diagnóstico NANDA-I

Identificar los factores de riesgo para «Riesgo de movilidad física deteriorada» es clave para la prevención. A continuación, se explican:

  • Propuestas Psicológicas
    • Ansiedad: La ansiedad genera una respuesta de lucha o huida en el cuerpo, lo que puede provocar un estado de hipervigilancia y una reducción en la disposición del paciente para moverse. Esta condición puede ser prevalente en aquellos con antecedentes de trauma o enfermedades crónicas, lo que puede llevar a una inmovilidad psicológica y física significativa.
    • Reticencia para iniciar el movimiento: El miedo a experimentar dolor o lesiones puede contribuir a que los pacientes eviten la actividad física. Esta reticencia afecta especialmente a personas con condiciones preexistentes de dolor crónico, creando un ciclo de inactividad que incrementa el riesgo de deterioro de la movilidad física.
    • Comportamientos sedentarios: Un estilo de vida sedentario, que puede ser resultado de la ansiedad y otros problemas psicológicos, reduce significativamente la capacidad funcional del individuo. Esto es más evidente en poblaciones como los ancianos o aquellos que sufren de enfermedades mentales, donde la baja actividad puede llevar a un deterioro muscular y óseo acelerado.
  • Factores Físicos
    • Control muscular disminuido: La debilidad en el control muscular puede ser consecuencia de enfermedades neuromusculares o la desnutrición. Este deterioro físico se traduce en una disminución de la capacidad para realizar actividades básicas, incrementando el riesgo de caídas y lesiones en personas mayores, quienes suelen tener un umbral más bajo de fortaleza muscular.
    • Masa muscular inadecuada: La disminución de la masa muscular, comumente observada en ancianos o personas sedentarias, debilita al cuerpo y puede dificultar movimientos cotidianos como caminar o levantarse de una silla. Esto plantea un alto riesgo de inmovilidad y complicaciones adicionales debidas a caídas.
    • Fuerza muscular inadecuada: La debilidad en los músculos principales limita la capacidad del paciente para realizar movimientos simples, incrementando la probabilidad de lesiones durante las actividades diarias. Esto es crítico en pacientes postoperatorios o aquellos con enfermedades crónicas que afectan su fuerza.
    • Resistencia física inadecuada: La falta de condición física y resistencia limita la duración y la intensidad de las actividades físicas que una persona puede realizar. En población anciana, esto se traduce comúnmente en una mayor dependencia de otros para realizar actividades diarias.
    • Rigidez articular: Las articulaciones rígidas pueden surgir de condiciones como la artritis y limitan seriamente la movilidad, haciendo que actividades diarias sean arduas y contribuyendo aún más al riesgo de caídas y lesiones.
  • Factores Ambientales y Educativos
    • Soporte ambiental inadecuado: La falta de adaptaciones en el entorno, como la ausencia de barandillas y superficies antideslizantes, puede elevar el riesgo de caídas. Aquellos que viven en entornos poco seguros tienen un riesgo significativamente mayor de lesiones y pérdida de movilidad.
    • Conocimiento inadecuado de los beneficios de la actividad física: La carencia de información sobre cómo la actividad física puede mejorar la salud y la movilidad puede llevar a un estilo de vida inactivo. La educación es crucial para motivar a individuos, en especial de contextos culturales que no valoran el ejercicio regular.
    • Desnutrición: La falta de una dieta equilibrada reduce la fuerza y la energía, lo que limita la capacidad física. Esto afecta a poblaciones vulnerables, como ancianos y personas con enfermedades crónicas, aumentando su riesgo de deterioro y complicaciones.
  • Problemas de Salud y Dolor
    • Dolor: El dolor crónico, común en condiciones como la artritis, desincentiva la actividad física y puede llevar a una mayor inactividad, creando un efecto cascada que termina en un deterioro físico significativo.
    • Inmovilidad prolongada: La inmovilización por largas temporadas, como sucede en pacientes hospitalizados por enfermedades graves, puede resultar en una rápida pérdida de función y de la capacidad para moverse eficazmente, lo que genera una necesidad intensa de rehabilitación.
    • Autogestión ineficaz del sobrepeso: El sobrepeso no manejado agrega presión a las articulaciones y limita la movilidad. Las poblaciones con problemas de peso, especialmente en áreas con poco acceso a atención médica y nutricional adecuada, sufren un mayor riesgo de inmovilidad física.

Población de Riesgo para el Diagnóstico NANDA-I

Ciertos grupos son más susceptibles a «Riesgo de movilidad física deteriorada«. A continuación, se explican:

  • Individuos con Reposo en Cama Prolongado La inmovilización prolongada es uno de los factores más significativos que contribuyen al deterioro de la movilidad física. El reposo en cama durante períodos extendidos puede llevar a la atrofia muscular y debilidad en los músculos esqueléticos, ya que estos músculos no se activan de manera regular. Además, esta falta de actividad puede afectar negativamente la circulación sanguínea, aumentando el riesgo de trombosis y otras complicaciones cardiovasculares. Es común observar en estos pacientes que, tras periodos de reposo, la recuperación de la movilidad puede ser difícil y prolongada, lo cual resalta su vulnerabilidad frente al diagnóstico de movilidad deteriorada. En este contexto, el entorno de atención debe implementar estrategias para movilizar a estos pacientes, incluso en formas mínimas, para mantener la función muscular y articular.
  • Individuos en el Período Postoperatorio Temprano Tras una cirugía, es habitual que los pacientes experimenten limitaciones temporales en su movilidad, ya sea por dolor, sedación o restricciones médicas. Estos factores combinados crean un entorno en el que las personas pueden sentirse inseguras al moverse, lo que puede impedir que realicen actividades cotidianas o incluso que se levanten de la cama. La vulnerabilidad en este grupo está relacionada no solo con la intervención quirúrgica, sino también con los medicamentos administrados, que pueden provocar efectos secundarios como mareos y somnolencia. Estos pacientes deben ser cuidadosamente evaluados y monitoreados para prevenir caídas y otros eventos adversos relacionados con la reducción de movilidad, proporcionando un enfoque multidisciplinario que fomente una recuperación más segura.
  • Adultos Mayores La población de adultos mayores enfrenta un riesgo intrínseco de movilidad física deteriorada debido a diversos factores relacionados con el envejecimiento. La disminución natural de la masa muscular, conocida como sarcopenia, así como el deterioro de la coordinación y el equilibrio, hacen que este grupo sea particularmente susceptible a caídas y lesiones. Además, muchas de estas personas padecen condiciones crónicas como artritis, osteoporosis o enfermedades cardiovasculares que limitan aún más su capacidad de movimiento. La combinación de factores físicos y psicológicos, como el miedo a caer y la depresión, puede llevar a una inactividad aún mayor, perpetuando un ciclo vicioso que agrava su situación. Por lo tanto, es crucial implementar programas de actividad física adaptada y intervenciones preventivas para abordar estas vulnerabilidades y mejorar su calidad de vida.

Condiciones Asociadas al Diagnóstico NANDA-I

El diagnóstico «Riesgo de movilidad física deteriorada» puede coexistir con otras condiciones. A continuación, se explican:

  • Alteraciones en la Estructura Ósea Las condiciones como la osteoporosis afectan la densidad y fortaleza de los huesos, aumentando el riesgo de fracturas. Esto puede resultar en un miedo al movimiento o la incapacidad para realizar actividades cotidianas, contribuyendo a una movilidad física deteriorada y un ciclo de inactividad.
  • Contracturas Estas limitaciones en el rango de movimiento causadas por el acortamiento muscular o la fibrosis no solo generan dolor, sino que también afectan la calidad del movimiento, haciendo que el paciente evite la actividad física, lo que puede llevar a una pérdida adicional de función y autonomía.
  • Trastornos Depresivos La depresión puede llevar a una disminución significativa en la motivación y energía del paciente. Los individuos con depresión tienden a participar menos en actividades físicas, lo que a su vez deteriora su estado físico y contribuye a una movilidad limitada, creando un ciclo perjudicial que requiere atención multifacética.
  • Discapacidades del Desarrollo Estas condiciones originen una restricción en el desarrollo normal de habilidades motoras y coordinación. Esto no solo afecta la movilidad en el presente, sino que también puede tener implicaciones duraderas en la capacidad del paciente para adaptarse a las actividades diarias, aumentando así el riesgo de deterioro físico.
  • Deterioro Musculoesquelético Las afecciones que afectan el sistema musculoesquelético, como la artritis o distrofias musculares, limitan la capacidad del paciente para moverse de manera efectiva. La reducción de la movilidad puede agravar el dolor y la rigidez, creando una espiral negativa que impide la actividad física y lleva a una mayor discapacidad.
  • Trastornos Neurocognitivos Las dificultades en las funciones cognitivas pueden interferir significativamente con la ejecución de movimientos. Pacientes con enfermedades como Alzheimer u otras demencias pueden desafiar la capacidad de iniciar y coordinar movimientos, lo que se traduce en un mayor riesgo de caídas y deterioro de la movilidad.
  • Enfermedades Neuromusculares Condiciones como la esclerosis múltiple o la esclerosis lateral amiotrófica afectan la comunicación entre los nervios y los músculos. Esto resulta en debilidad muscular y falta de control motor, limitando la capacidad de moverse y aumentando el riesgo de inactividad y complicaciones relacionadas con la movilidad.
  • Preparaciones Farmacológicas Ciertos medicamentos tienen efectos secundarios que pueden limitar la movilidad, tales como sedación, debilidad o mareos. Esto es particularmente relevante en personas mayores o en pacientes crónicos, donde el riesgo de caídas o lesiones por movilidad limitada es mayor.
  • Restricción de Movilidad Prescripta Instrucciones médicas que limitan el movimiento, como las recomendaciones de reposo tras una cirugía o lesión, pueden conducir a una inactividad prolongada. Esto puede resultar en complicaciones adicionales, como atrofia muscular o trombosis, que incrementan el riesgo de movilidad deteriorada a largo plazo.
  • Deterioro Sensorial-Perceptual La pérdida de la función sensorial, como en la ceguera o la pérdida auditiva, puede causar que los pacientes no detecten peligros durante el movimiento, aumentando el riesgo de caídas y lesiones. Este deterioro se traduce en un aumento del miedo a moverse, lo que lleva a una mayor inactividad y deterioro en la movilidad física.
  • Procedimientos Quirúrgicos Las cirugías pueden exigir un periodo significativo de inmovilidad como parte del proceso de recuperación. Esta inmovilidad inicial, si no se maneja correcta y proactivamente, puede contribuir a la pérdida de fuerza y función en el paciente, dificultando el regreso a niveles adecuados de movilidad después de la recuperación.

Objetivos NOC / Resultados Esperados

Para el diagnóstico NANDA-I «Riesgo de movilidad física deteriorada«, se plantean los siguientes resultados esperados (NOC) que guiarán la evaluación de la efectividad de las intervenciones de enfermería. Estos objetivos se centran en la mejora del estado del paciente en relación con las manifestaciones y factores etiológicos del diagnóstico:

  • Movilidad física
    Este resultado NOC evalúa la capacidad del paciente para moverse y cambiar de posición. Es relevante porque ayuda a monitorizar la evolución de la movilidad del paciente y a identificar limitaciones potenciales. Un aumento en la puntuación de este resultado puede indicar una mejora en la movilidad física y una reducción del riesgo de complicaciones relacionadas con la inmovilización, como trombosis venosa profunda o neumonía.
  • Control de la actividad
    Este resultado permite medir la capacidad del paciente para realizar actividades de la vida diaria. Es fundamental para abordar el ‘Riesgo de movilidad física deteriorada’, ya que la falta de control en las actividades puede resultar en una dependencia mayor y en el deterioro adicional de la movilidad. La mejora en el control de la actividad puede ser un indicador clave de recuperación funcional.
  • Conocimiento: movilidad
    Este resultado hace referencia al nivel de comprensión del paciente sobre su movilidad y las estrategias para mejorarla. Es pertinente porque la educación del paciente sobre la importancia de la movilidad y las técnicas de ejercicio puede fomentar una mayor participación en su autocuidado, contribuyendo así a disminuir el riesgo de movilidad física deteriorada.
  • Prevención de caídas
    Este NOC evalúa las medidas que se implementan para prevenir caídas, las cuales son particularmente importantes en pacientes con riesgo de movilidad deteriorada. Un enfoque en prevenir caídas no solo promueve la seguridad del paciente, sino que también puede aumentar la confianza del paciente en su capacidad para movilizarse, lo que puede a su vez mejorar su movilidad funcional.

Intervenciones NIC / Plan de Cuidados de Enfermería

Para abordar el diagnóstico NANDA-I «Riesgo de movilidad física deteriorada» y alcanzar los objetivos NOC propuestos, se sugieren las siguientes intervenciones de enfermería (NIC). Estas intervenciones están diseñadas para tratar los factores etiológicos y las manifestaciones del diagnóstico:

  • Movilización del Paciente
    Esta intervención implica ayudar al paciente a moverse y cambiar de posición para prevenir complicaciones asociadas con la inmovilidad. Promueve la circulación sanguínea, previene lesiones por presión y mejora la función muscular, contribuyendo a una movilidad física más adecuada.
  • Entrenamiento en el uso de dispositivos de asistencia
    Consiste en instruir al paciente en el uso correcto de dispositivos como muletas, andadores o sillas de ruedas. Facilita la movilidad del paciente al ofrecerle herramientas para moverse de manera más segura, reduciendo así el riesgo de caídas y mejorando su independencia.
  • Ejercicio Terapéutico
    Se refiere a la implementación de un programa de ejercicios adaptados a las capacidades del paciente. Esta intervención ayuda a mantener y mejorar la fuerza muscular, la flexibilidad y la resistencia, contribuyendo directamente a la movilidad física y al desarrollo de la confianza en sus habilidades motoras.
  • Evaluación del entorno
    Implica la revisión del entorno del paciente para identificar y eliminar obstáculos que puedan afectar su movilidad. Al adaptar el entorno para que sea seguro y accesible, se minimizan los riesgos de caídas y se fomenta la independencia del paciente en su desplazamiento.
  • Educación del paciente y la familia
    Esta intervención se centra en educar al paciente y su familia sobre la importancia de la movilidad y cómo pueden contribuir a que el paciente se mantenga activo. La educación proporciona estrategias para involucrar a la familia en el proceso de recuperación, lo que puede ser un factor motivador y fortalecer el apoyo durante el proceso de rehabilitación.

Actividades de Enfermería Detalladas

Las intervenciones NIC para el diagnóstico NANDA-I «Riesgo de movilidad física deteriorada» se componen de actividades específicas que el personal de enfermería lleva a cabo para proporcionar cuidados efectivos. A continuación, se detallan ejemplos de actividades para las intervenciones clave identificadas:

Para la Intervención NIC: Movilización del Paciente

  • Realizar cambios de posición cada 2 horas para prevenir úlceras por presión y mejorar la circulación sanguínea.
  • Asistir al paciente a sentarse en el borde de la cama antes de levantarse, para evaluar su tolerancia a la actividad.
  • Promover caminatas cortas en la habitación o pasillo, ajustando la distancia y frecuencia según las capacidades del paciente.

Para la Intervención NIC: Entrenamiento en el uso de dispositivos de asistencia

  • Demostrar el uso correcto de muletas y ofrecer ajustes personalizados según la altura y la comodidad del paciente.
  • Practicar el uso de un andador con el paciente, asegurándose de que entienda cómo frenar y mover el dispositivo con seguridad.
  • Proporcionar una hoja informativa sobre el mantenimiento y cuidado de los dispositivos de asistencia para garantizar su correcto uso y duración.

Para la Intervención NIC: Ejercicio Terapéutico

  • Diseñar un programa de ejercicios de bajo impacto, adecuado a las capacidades y limitaciones del paciente, que incluya estiramientos y movimientos de fortalecimiento.
  • Asistir al paciente en la realización de ejercicios con bandas de resistencia para mejorar la fuerza muscular de las extremidades.
  • Registrar el progreso de los ejercicios realizados y ajustar el plan de actividades según la evolución del paciente y sus comentarios.

Sugerencias y Consejos Prácticos

Para manejar de manera más efectiva el diagnóstico NANDA-I «Riesgo de movilidad física deteriorada» y mejorar el bienestar, se ofrecen las siguientes sugerencias y consejos para pacientes y sus familias:

  • Realizar ejercicios de movilidad suaves

    Incorporar ejercicios sencillos y suaves, como estiramientos o movimientos en la cama, puede ayudar a mantener la movilidad. Consulta con un fisioterapeuta para establecer una rutina que se ajuste a las capacidades individuales y prevenga el deterioro físico.

  • Establecer un entorno seguro

    Elimina obstáculos en casa, como alfombras sueltas o muebles en el camino, para prevenir caídas. Un entorno seguro facilita la movilidad y reduce el riesgo de lesiones.

  • Utilizar dispositivos de asistencia

    Considera el uso de bastones, andadores o sillas de ruedas según sea necesario. Estos dispositivos pueden proporcionar apoyo y confianza al moverse, mejorando la independencia y seguridad del paciente.

  • Hidratarse adecuadamente

    Mantenerse bien hidratado es esencial para la salud general. Asegúrate de beber suficiente agua a lo largo del día, lo cual mejora la función muscular y la movilidad.

  • Programar descansos regulares

    Incluir descansos frecuentes en la rutina diaria ayuda a evitar la fatiga y a conservar energía. Esto es especialmente importante si la movilidad es un desafío, permitiendo realizar actividades de manera más efectiva.

  • Involucrar a la familia en el plan de cuidados

    Involucrar a los miembros de la familia o cuidadores en el cuidado y ejercicios ayuda a proporcionar apoyo emocional y físico. También fomenta una comunicación abierta sobre las necesidades y preocupaciones en relación con la movilidad.

  • Consultar con profesionales de la salud

    Es importante realizar chequeos regulares con médicos y terapeutas que puedan monitorear la movilidad y ajustar el plan de cuidados necesario. Esto asegura que se tomen medidas proactivas para prevenir complicaciones.

Ejemplo Práctico / Caso Clínico Ilustrativo

Para ilustrar cómo el diagnóstico NANDA-I «Riesgo de movilidad física deteriorada» se aplica en la práctica clínica y cómo se aborda, consideremos el siguiente caso:

Presentación del Paciente y Contexto Clínico

Paciente masculino de 72 años con diagnóstico de hipertensión arterial y diabetes tipo 2. Ingresa al servicio de medicina interna para evaluación de deshidratación y debilidad general tras múltiples días de vómitos y diarrea. Se requiere valoración enfermera para determinar el riesgo de alteraciones en la movilidad.

Valoración de Enfermería

Durante la valoración, se recopilaron los siguientes datos significativos:

  • Debilidad general: El paciente reporta dificultad para levantarse de la cama y realizar actividades cotidianas.
  • Limitación en la movilidad: Observación de que necesita ayuda para moverse en la cama y requiere asistencia para realizar el aseo personal.
  • Signos vitales: Frecuencia cardíaca de 100 latidos por minuto y presión arterial de 90/60 mmHg, indicativos de posible hipovolemia.
  • Historia clínica: Antecedentes de caídas previas debido a episodios de debilidad aguda.

Análisis y Formulación del Diagnóstico de Enfermería NANDA-I

El análisis de los datos de valoración conduce a la identificación del siguiente diagnóstico de enfermería: Riesgo de movilidad física deteriorada. Esta conclusión se basa en la debilidad general del paciente, la limitación en la movilidad, y los antecedentes de caídas. Estos factores aumentan la probabilidad de que el paciente sufra una pérdida adicional de movilidad física y complicaciones relacionadas.

Plan de Cuidados Propuesto (Objetivos e Intervenciones Clave)

El plan de cuidados se centrará en abordar el diagnóstico «Riesgo de movilidad física deteriorada» con los siguientes elementos prioritarios:

Objetivos (NOC Sugeridos)

  • Mejorar la capacidad del paciente para moverse de forma independiente en la cama.
  • Reducir el riesgo de caídas en el paciente mediante el fortalecimiento de la movilidad.

Intervenciones (NIC Sugeridas)

  • Movilización:
    • Ayudar al paciente a realizar ejercicios de movilidad pasiva a intervalos programados.
    • Instruir al paciente en técnicas de levantamiento adecuadas y seguridad al moverse.
  • Prevención de caídas:
    • Colocar barandillas en la cama y asegurar el entorno del paciente para evitar obstáculos.

Evolución y Resultados Esperados

Con la implementación de las intervenciones propuestas, se espera que el paciente presente una mejora en su capacidad de movilidad, logrando realizar actividades básicas de manera más independiente y segura. La educación sobre prevención de caídas y el fortalecimiento muscular permitirán un avance significativo en su recuperación y calidad de vida.

Preguntas Frecuentes (FAQ)

A continuación, se responden algunas preguntas frecuentes sobre el diagnóstico NANDA-I «Riesgo de movilidad física deteriorada«:

¿Qué significa ‘Riesgo de movilidad física deteriorada’?

Significa que una persona tiene una alta probabilidad de experimentar dificultades en su movilidad, lo que puede afectar su capacidad para moverse de manera segura y efectiva.

¿Cuáles son las causas comunes que pueden llevar a este diagnóstico?

Las causas pueden incluir debilidad muscular, dolor, afecciones neurológicas, cirugías recientes, o la falta de ejercicio físico, entre otros factores que limitan la movilidad.

¿Cómo se puede prevenir el deterioro de la movilidad física?

Se puede prevenir mediante ejercicios regulares, fisioterapia, intervenciones adecuadas para el manejo del dolor y asegurando un ambiente seguro y accesible.

¿Qué signos deben preocuparme en relación a la movilidad?

Deberías estar atento a signos como debilidad extrema, dificultad para levantarse o caminar, pérdida del equilibrio, o cambios en la capacidad para realizar actividades diarias.

¿Qué rol juega el equipo de salud en este diagnóstico?

El equipo de salud evalúa el riesgo, proporciona intervenciones adecuadas, enseña ejercicios, y educa al paciente y la familia sobre cómo mejorar o mantener la movilidad segura.

Scroll al inicio