Lesión por presión en el niño

Diagnóstico NANDA 00313 -

    • Código del diagnóstico: 00313
    • Dominio del diagnóstico: Dominio 11 – Seguridad/protección
    • Clase del diagnóstico: Clase 2 – Lesión física
    • Estado del diagnóstico: Diagnósticos actuales

El diagnóstico NANDA-I ‘Lesión por presión en el niño’ es un aspecto crítico en la práctica de enfermería pediátrica, ya que afecta directamente la salud y bienestar de nuestros pacientes más vulnerables. Su identificación temprana y manejo adecuado son fundamentales para prevenir complicaciones severas y promover una recuperación óptima. Las lesiones por presión no solo representan un desafío físico, sino que también afectan emocionalmente a los niños y sus familias, haciendo de su comprensión un imperativo en la atención de calidad.

Este artículo se propone explorar en profundidad el diagnóstico NANDA-I ‘Lesión por presión en el niño’, comenzando por su definición y significado clínico. Se abordarán aspectos clave como las características definitorias, factores relacionados que contribuyen a su desarrollo, y las poblaciones en riesgo, ofreciendo una visión integral para que profesionales y estudiantes de enfermería puedan aplicar este conocimiento en su práctica diaria.

Definición del Diagnóstico NANDA-I

El diagnóstico de ‘Lesión por presión en el niño’ se refiere a un tipo específico de daño localizado que afecta la piel y el tejido subyacente en individuos en la etapa pediátrica, abarcando desde los 29 días hasta los 18 años, como resultado de una presión ejercida de manera continua, la cual puede ser agravada por factores adicionales como el cizallamiento, que es el desplazamiento de la piel en relación con los tejidos más profundos. Este diagnóstico es crucial porque identifica la vulnerabilidad de la piel en áreas donde la presión se concentra, especialmente sobre prominencias óseas, y puede manifestarse a través de una serie de características clínicas que incluyen enrojecimiento (eritema), ampollas, y pérdida total o parcial de grosor de la piel, las cuales indican diversos grados de daño tisular. La identificación temprana y la intervención adecuada son esenciales para prevenir progresiones hacia úlceras más severas, que pueden complicarse con infecciones y otras condiciones médicas graves. En resumen, este diagnóstico destaca la importancia de una evaluación meticulosa y de la implementación de estrategias preventivas en la atención pediátrica para preservar la integridad de la piel y promover una curación óptima.

Características Definitorias del Diagnóstico NANDA-I

El diagnóstico NANDA-I «Lesión por presión en el niño» se identifica por características definitorias. A continuación, se explican:

  • Características Subjetivas
    • Ampolla llena de sangre: La presencia de hemorragia en la ampolla es un signo crítico que indica un daño significativo en los tejidos subyacentes. Esta manifestación sugiere que las capas de piel han sido comprometidas, y la sangre acumulada dentro de la ampolla puede ser un indicativo de necrosis y daño vascular. La identificación temprana de esta característica es vital, ya que puede alertar al personal de salud sobre la gravedad de la lesión y la necesidad de una intervención inmediata para prevenir complicaciones mayores.
    • Eritema: El enrojecimiento de la piel es uno de los primeros signos de inflamación o irritación, a menudo visible en áreas de presión continua. Este síntoma es crucial para el diagnóstico, ya que indica una respuesta inflamatoria que puede preceder a lesiones por presión más severas. La evaluación del eritema implica observar si el enrojecimiento persiste o se blanquea al presionar la piel, lo que puede indicar la reversibilidad del daño. La ubicación y extensión del eritema deben documentarse cuidadosamente, ya que son indicativos de la gravedad de la presión ejercida sobre la piel del niño.
    • Dolor en puntos de presión: El dolor reportado en las áreas donde se aplica presión es un indicador subjetivo clave que ayuda a identificar la lesión por presión. Los niños pueden tener dificultades para comunicar su malestar, por lo que las observaciones sobre cambios en su comportamiento, llanto o incomodidad en zonas específicas son fundamentales. La identificación de puntos de dolor también puede conducir a una evaluación más exhaustiva de la piel y los tejidos, permitiendo al personal de salud implementar estrategias preventivas adecuadas.
  • Características Objetivas
    • Pérdida de tejido de espesor total: Este fenómeno se refiere a la destrucción de todas las capas de la piel, que puede resultar en la exposición de huesos, músculos o tendones. La evaluación de la pérdida de espesor total es esencial, ya que indica un estado avanzado de la lesión por presión, que puede predisponer al niño a infecciones severas y complicaciones posteriores. Un adecuado manejo de estas úlceras es crítico para la recuperación y prevención de complicaciones adicionales.
    • Calor localizado en relación con el tejido circundante: La presencia de un aumento en la temperatura en una zona específica de la piel es un signo de inflamación o infecciones subyacentes. Esta característica objetiva puede no solo indicar una lesión por presión, sino también el inicio de una infección que podría complicar significativamente el tratamiento. Evaluar la temperatura de la piel afectada y comparar con áreas no afectadas proporciona una percepción clara de la gravedad del daño.
    • Pérdida parcial de espesor de la dermis: La pérdida parcial de espesor puede ser un signo precursor de una herida que se agrava. Este tipo de característica indicativa puede observarse como un área con tejido necrótico donde aún quedan porciones intactas de dermis. La evaluación adecuada es necesaria, ya que la identificación temprana puede ayudar a prevenir una mayor progresión hacia ulcera de espesor total.
    • Área púrpura localizada de piel intacta descolorida: Esta manifestación puede sugerir daño potencial en los tejidos profundos que todavía no se ha expresado en la superficie. El reconocimiento de esta área púrpura es crucial porque indica que el compromiso de los tejidos subyacentes está ocurriendo, y la intervención temprana puede ayudar a revertir el daño antes de que se presente como una úlcera abierta.
    • Úlcera cubierta por escara / esfacelo: La presencia de escara o esfacelo sobre una úlcera representa que la herida está abierta, pero está también cubierta por tejido muerto. Esta característica es muy significativa para el diagnóstico y tratamiento. El manejo de la escara es fundamental, ya que afecta la viabilidad del tejido subyacente y la capacidad del área para sanar. La intervención adecuada puede incluir desbridamiento y cuidado estéril para favorecer la recuperación de la piel.

Factores Relacionados (Etiología) del Diagnóstico NANDA-I

La etiología de «Lesión por presión en el niño» se explora con sus factores relacionados. A continuación, se explican:

  • Factores Externos:
    • Microclima alterado entre la piel y la superficie de soporte: La piel del niño, especialmente en periodos de inmovilidad, se puede ver afectada por condiciones inadecuadas de humedad y temperatura, que alteran el equilibrio natural de la piel. Estas condiciones pueden favorecer la maceración de la dermis, debilitando la barrera cutánea y predisponiendo a lesiones. Por lo tanto, un ambiente controlado es crucial para prevenir la aparición de lesiones por presión.
    • Dificultad para que el cuidador levante al paciente completamente de la cama: La movilidad limitada del paciente, ya sea debido a infecciones, lesiones o condiciones neurológicas, provoca que ciertas áreas del cuerpo queden sometidas a una presión constante. Si el cuidador no puede ayudar al niño a cambiar de posición constantemente, estas áreas se convierten en puntos de presión, lo que aumenta el riesgo de desarrollo de úlceras por presión.
    • Acceso inadecuado a equipo apropiado: La falta de acceso a dispositivos o accesorios de movilización adecuados, como grúas o cojines de aire, puede dificultar el manejo eficiente del paciente. Esto limita la posibilidad de movilizar al niño con la frecuencia necesaria, incrementando así el tiempo de permanencia en las posiciones que ejercen presión sobre la piel vulnerable.
    • Conocimiento inadecuado del cuidador sobre métodos apropiados: La habilidad del cuidador para movilizar al niño es fundamental. La falta de formación en técnicas adecuadas de movilización puede llevar a errores que incrementen la presión localizada en la piel del niño. El conocimiento de la mecánica de movilización es vital para prevenir lesiones por presión, por lo que la educación y capacitación continua son esenciales.
    • Nivel de humedad de la piel inapropiado: Mantener la piel en un estado equilibrado es fundamental. La piel demasiado seca puede agrietarse y ser susceptible a lesiones, mientras que una piel excesivamente húmeda puede perder su integridad estructural y volverse más vulnerable a la fricción y la presión. Cuidar el nivel de hidratación es una intervención crucial para el mantenimiento de la salud cutánea.
    • Uso de ropa de cama con inadecuadas propiedades de absorción de humedad: El tipo de material de la ropa de cama influye significativamente en el microclima de la piel. Materiales que no absorben la humedad adecuadamente pueden provocar un aumento de la fricción y presión, contribuyendo al riesgo de desarrollar lesiones. Elegir sábanas y mantas adecuadas puede ayudar a mantener la piel seca y minimiza la irritación.
  • Factores Internos:
    • Disminución de la actividad física: La reducción de la movilidad del niño, como resultado de condiciones médicas o postoperatorias, conlleva un aumento de la presión en áreas específicas del cuerpo. Un menor movimiento significa que las zonas en contacto constante con superficies duras no reciben suficiente flujo sanguíneo, lo que puede desencadenar la muerte celular y manifestarse como úlceras por presión.
    • Piel seca: La sequedad extrema compromete la función barrera de la piel, haciéndola más susceptible a lesiones por sobrecarga de presión. La falta de hidratación debilita el soporte estructural del tejido dérmico y epidérmico, lo que facilita la aparición de heridas y ulceraciones en situaciones de presión constante.
    • Adherencia inadecuada al régimen de tratamiento de incontinencia: Los problemas relacionados con la incontinencia mal gestionados aumentan el riesgo de exposición constante a la humedad, lo que puede llevar a la maceración de la piel y a una mayor vulnerabilidad a las lesiones. Es crucial implementar rutinas efectivas y consistentes para el manejo de la incontinencia para minimizar este riesgo.
    • Desnutrición proteico-energética: La nutrición deficiente no solo debilita el sistema inmunológico del niño, sino que también afecta la reparación y regeneración de la piel y los tejidos subyacentes. Una ingesta inadecuada de proteínas y energía puede hacer que los tejidos estén más propensos a la isquemia y, por ende, a la formación de lesiones por presión. Como estrategia preventiva, es fundamental asegurar una dieta adecuada y nutritiva que suporte la salud cutánea de los niños en riesgo.

Población de Riesgo para el Diagnóstico NANDA-I

Ciertos grupos son más susceptibles a «Lesión por presión en el niño«. A continuación, se explican:

  • Niños en Unidades de Cuidados Intensivos Estos pacientes se encuentran en condiciones críticas, a menudo con múltiples intervenciones médicas que requieren inmovilidad. Su estado de salud general puede comprometer la circulación y la sensibilidad de la piel, aumentando el riesgo de lesiones por presión. La limitación de la movilidad y la necesidad de permanecer en una posición específica durante períodos prolongados son factores que contribuyen a la formación de úlceras por presión. Además, el uso de dispositivos médicos, como tubos y catéteres, puede generar fricción y presión local, lo que incrementa aún más el riesgo.
  • Niños en Instituciones de Cuidado a Largo Plazo En estos entornos, los niños a menudo tienen estancias prolongadas en cama y carecen de la movilidad suficiente para cambiar de posición regularmente. La permanencia en una misma posición genera presión constante sobre áreas específicas del cuerpo, lo que puede llevar a lesiones por presión. Además, muchos de estos niños tienen patologías subyacentes que limitan su movilidad y capacidad para comunicarse, dificultando la detección temprana de molestias o la necesidad de un cambio de posición.
  • Niños con Índice de Masa Corporal Anormal Tanto los niños con obesidad como aquellos con desnutrición presentan características de piel y condiciones de movilidad que los hacen vulnerables a lesiones por presión. La obesidad puede causar pliegues en la piel y aumentar la presión en ciertos puntos del cuerpo, favoreciendo la aparición de úlceras. Por otro lado, los niños desnutridos pueden tener una piel más frágil y menos capacidad para recuperarse de lesiones, lo que los hace más susceptibles. Ambos extremos pueden afectar la circulación sanguínea y la integridad de la piel, generando riesgos significativos en este contexto.
  • Niños con Problemas de Desarrollo y Crecimiento Los trastornos del desarrollo, incluyendo parálisis cerebral y condiciones genéticas, pueden limitar severamente la movilidad. Esta falta de movimiento no solo impide que el niño cambie de posición de manera regular, sino que también puede estar asociada con una reducción en la sensación y la percepción del dolor, lo que hace que no se percaten de la necesidad de cambiar de postura. La debilidad muscular y los problemas en el tono pueden resultar en una disminución del soporte físico en ciertas áreas del cuerpo, aumentando la predisposición a las lesiones por presión.

Condiciones Asociadas al Diagnóstico NANDA-I

El diagnóstico «Lesión por presión en el niño» puede coexistir con otras condiciones. A continuación, se explican:

  • Anemia La anemia, caracterizada por una concentración reducida de hemoglobina en la sangre, limita el transporte de oxígeno a los tejidos. En niños con anemia, la capacidad del organismo para reparar y mantener la integridad de la piel se ve afectada. Esto se debe a que el oxígeno es fundamental para la síntesis de colágeno y la regeneración celular, procesos críticos en la reparación de lesiones cutáneas. Por lo tanto, la anemia incrementa el riesgo de desarrollo y empeoramiento de las lesiones por presión, ya que la falta de oxígeno contribuye a la hipoxia celular, lo que compromete el estado general de la piel y facilita la aparición de lesiones. Su identificación es clave para implementar intervenciones que optimicen el transporte de oxígeno y favorezcan la cicatrización.
  • Enfermedades cardiovasculares Las enfermedades cardiovasculares en niños, aunque menos comunes, pueden tener un impacto significativo en la circulación sanguínea y, por ende, en la oxigenación de los tejidos. Estas condiciones afectan el flujo sanguíneo, lo cual es crucial para la entrega de nutrientes y la eliminación de desechos en la piel. Una circulación deficiente puede aumentar la susceptibilidad a las lesiones por presión, ya que la piel puede volverse más vulnerable por la disminución del aporte sanguíneo. La evaluación de la función cardiovascular es esencial para desarrollar un plan de cuidados que incluya medidas para mejorar la circulación y preservar la integridad de la piel.
  • Inmovilización La inmovilización en niños, ya sea por enfermedad, lesión o procedimientos médicos, es un factor determinante en la aparición de lesiones por presión. La falta de movimiento genera una presión constante sobre áreas específicas del cuerpo, lo que interrumpe la perfusión sanguínea y agrava el riesgo de daño tisular. Además, la inmovilización puede limitar la percepción del dolor y la incomodidad, lo que impide que el niño cambie de posición espontáneamente. Por lo tanto, es crucial implementar estrategias de movilización y cambios de posición frecuentemente para minimizar este riesgo, así como para incluir en la valoración la identificación de áreas de alta presión y la aplicación de medidas preventivas adecuadas.
  • Trauma físico Cualquier tipo de trauma físico, como golpes, caídas o cirugías, puede predisponer a los niños a desarrollar lesiones por presión al dañar la integridad de la piel y los tejidos subyacentes. El trauma puede provocar una inflamación local, interrumpiendo el flujo sanguíneo y debilitando los tejidos afectados. Además, las lesiones traumáticas pueden llevar a una mayor inmovilidad, alimentando así un ciclo donde la falta de movimiento y la presión aumentan el potencial de lesiones por presión. Es fundamental realizar una valoración exhaustiva del estado de la piel en niños con antecedentes de trauma y establecer un plan de cuidados que contemple medidas de protección y cuidado de la piel alrededor de las áreas dañadas.

Objetivos NOC / Resultados Esperados

Para el diagnóstico NANDA-I «Lesión por presión en el niño«, se plantean los siguientes resultados esperados (NOC) que guiarán la evaluación de la efectividad de las intervenciones de enfermería. Estos objetivos se centran en la mejora del estado del paciente en relación con las manifestaciones y factores etiológicos del diagnóstico:

  • Integridad tisular: piel
    Este resultado NOC es relevante para evaluar la recuperación y la rehabilitación de la piel afectada por la lesión por presión. Se espera medir la mejora en la integridad de los tejidos, así como la reducción de signos de daño cutáneo. La importancia clínica reside en prevenir complicaciones y promover la curación del tejido.
  • Conocimiento: cuidado de la piel
    La educación sobre el cuidado de la piel es esencial para que los cuidadores y el paciente comprendan mejor las medidas de prevención de lesiones por presión. Este resultado permite medir el grado de conocimiento adquirido y su aplicación en el entorno del niño, lo que puede reducir la incidencia de nuevas lesiones.
  • Promoción de la movilidad física
    Fomentar la movilidad física es crucial para aliviar la presión sobre las áreas propensas a lesiones. Evaluar este resultado ayudará a determinar si las intervenciones aplicadas han logrado mejorar la movilidad del niño, lo que a su vez ayuda a prevenir futuras lesiones por presión.
  • Confort: bienestar físico
    Este resultado se centra en evaluar el bienestar y la comodidad del niño, que son factores clave para la recuperación. Una reducción del dolor y una mejora en el confort físico facilitarán el proceso de curación y contribuirán a una experiencia positiva para el paciente durante su tratamiento.

Intervenciones NIC / Plan de Cuidados de Enfermería

Para abordar el diagnóstico NANDA-I «Lesión por presión en el niño» y alcanzar los objetivos NOC propuestos, se sugieren las siguientes intervenciones de enfermería (NIC). Estas intervenciones están diseñadas para tratar los factores etiológicos y las manifestaciones del diagnóstico:

  • Cuidado de la Piel
    Esta intervención implica la evaluación diaria y el cuidado minucioso de la piel del niño, enfocándose en las áreas de mayor riesgo para desarrollar lesiones por presión. El propósito es prevenir la formación de nuevas lesiones y promover la integridad de la piel, contribuyendo así a los resultados NOC relacionados con la salud de la piel.
  • Movilización
    La movilización regular del niño es crucial para prevenir las lesiones por presión. Esta intervención incluye cambios de posición cada 2 horas y facilitar el movimiento activo o pasivo según las capacidades del niño. Su objetivo es mejorar la circulación sanguínea y minimizar la presión sobre áreas vulnerables, lo cual ayuda a alcanzar los resultados NOC de mantenimiento de la integridad tisular.
  • Educación al Paciente y Familia
    Esta intervención se centra en educar al niño y su familia sobre la prevención de lesiones por presión, incluyendo el reconocimiento de los signos de advertencia y la importancia del cuidado de la piel. Su propósito es fomentar la participación activa de la familia en el cuidado, lo que contribuye a la prevención y gestión efectiva de las lesiones.
  • Uso de Dispositivos de Alivio de Presión
    Esta intervención implica la utilización de colchones o cojines específicos que distribuyan el peso en lugares estratégicos del cuerpo. Estos dispositivos ayudan a reducir la presión sobre áreas propensas a lesiones, promoviendo el bienestar y la integridad de la piel del niño, orientándose hacia los resultados NOC esperados de prevención de lesiones.
  • Hidratación de la Piel
    Esta intervención incluye la aplicación de humectantes adecuados para mantener la piel del niño hidratada. Mantener la piel bien hidratada mejora su elasticidad y resistencia, lo que es fundamental para prevenir el daño cutáneo y, por lo tanto, prevenir lesiones por presión.

Actividades de Enfermería Detalladas

Las intervenciones NIC para el diagnóstico NANDA-I «Lesión por presión en el niño» se componen de actividades específicas que el personal de enfermería lleva a cabo para proporcionar cuidados efectivos. A continuación, se detallan ejemplos de actividades para las intervenciones clave identificadas:

Para la Intervención NIC: Cuidado de la Piel

  • Realizar una evaluación visual diaria de la piel del niño, prestando especial atención a las áreas de alta presión como talones, codos y sacro, para identificar signos tempranos de lesiones.
  • Limpiar la piel con soluciones suaves y secar con cuidado para evitar irritaciones y mantener la integridad cutánea.
  • Aplicar cremas o ungüentos hidratantes en las áreas propensas a lesiones, ayudando a mantener la piel flexible y resistente a la abrasión.
  • Documentar cualquier cambio en la condición de la piel en el historial clínico, facilitando el seguimiento y la comunicación efectiva entre el equipo de atención.

Para la Intervención NIC: Movilización

  • Realizar cambios de posición cada 2 horas para minimizar la presión sobre las áreas vulnerables y promover una mejor circulación sanguínea.
  • Ubicar al niño en posiciones que reduzcan la presión en puntos críticos, como el uso de cojines para aliviar la carga en los talones y la región sacra.
  • Pedir al niño que participe en ejercicios de movilidad activa o pasiva, según su nivel de desarrollo, para fomentar la circulación y el fortalecimiento muscular.

Para la Intervención NIC: Educación al Paciente y Familia

  • Proporcionar información a los padres sobre la importancia de la prevención de lesiones por presión y cómo involucrarse en el cuidado diario.
  • Enseñar a los padres cómo identificar los primeros signos de daño en la piel y la importancia de actuar de inmediato.
  • Guiar a la familia en la forma correcta de realizar cambios de posición y movilizar al niño en casa, elevando su capacidad para contribuir al cuidado.

Sugerencias y Consejos Prácticos

Para manejar de manera más efectiva el diagnóstico NANDA-I «Lesión por presión en el niño» y mejorar el bienestar, se ofrecen las siguientes sugerencias y consejos para pacientes y sus familias:

  • Cambiar de posición regularmente

    Es fundamental mover al niño al menos cada 2 horas si está en cama o sentado. Esto ayuda a aliviar la presión sobre áreas vulnerables y promueve la circulación sanguínea, reduciendo el riesgo de lesiones por presión.

  • Usar superficies adecuadas

    Utiliza colchones y cojines especiales que estén diseñados para prevenir lesiones por presión. Estas superficies distribuyen el peso de manera más uniforme y reducen la fricción sobre la piel delicada del niño.

  • Hidratar la piel

    Mantén la piel del niño bien hidratada utilizando cremas emolientes. Una piel bien hidratada es menos susceptible a las irritaciones y lesiones, mejorando su barrera protectora natural.

  • Monitorear la piel regularmente

    Revisa diariamente la piel del niño, especialmente en áreas donde hay contacto constante con superficies. Detectar cambios tempranos, como enrojecimiento o manchas, permite una intervención oportuna y evita complicaciones.

  • Fomentar la actividad física

    Siempre que sea posible, anima al niño a realizar actividades que fomenten el movimiento. La actividad física no solo mejora la circulación, sino que también fortalece los músculos y reduce la presión sobre las áreas vulnerables.

  • Colaborar con profesionales de la salud

    Consulta regularmente a enfermeras y médicos para obtener recomendaciones específicas y estrategias personalizadas para el cuidado del niño. Ellos pueden ofrecer consejos valiosos y adaptar los cuidados según las necesidades individuales.

  • Educación sobre cuidados en casa

    Involucra a toda la familia en el cuidado del niño brindándoles información sobre la prevención de lesiones por presión. Una familia bien informada puede brindar un apoyo eficaz, asegurándose de que se sigan las pautas de autocuidado adecuadas.

Ejemplo Práctico / Caso Clínico Ilustrativo

Para ilustrar cómo el diagnóstico NANDA-I «Lesión por presión en el niño» se aplica en la práctica clínica y cómo se aborda, consideremos el siguiente caso:

Presentación del Paciente y Contexto Clínico

Niño de 8 años, masculino, con antecedentes de parálisis cerebral y movilidad reducida. Es ingresado en el hospital debido a una infección respiratoria aguda y se encuentra postrado en cama desde hace varios días, lo que lleva a la valoración enfermera por riesgo elevado de úlceras por presión.

Valoración de Enfermería

Durante la valoración, se recopilaron los siguientes datos significativos:

  • Dato Subjetivo: Padre informa que el niño ha estado en la misma posición durante largas horas y presenta incomodidad en la espalda.
  • Dato Objetivo: Se observa enrojecimiento en la región sacra y lateral de la cadera derecha.
  • Dato Objetivo: Paciente presenta movilidad limitada y no puede cambiar de posición sin ayuda.
  • Dato Objetivo: La piel en el área afectada muestra signos de fragilidad y calor local.
  • Dato Subjetivo: El niño expresa que siente «picazón» en la zona de enrojecimiento.

Análisis y Formulación del Diagnóstico de Enfermería NANDA-I

El análisis de los datos de valoración conduce a la identificación del siguiente diagnóstico de enfermería: Lesión por presión en el niño. Esta conclusión se basa en la presencia de enrojecimiento y fragilidad de la piel, movilidad limitada, así como el informe de incomodidad del paciente. Estos hallazgos sugieren un aumento en el riesgo de desarrollo de lesiones por presión, debido a la falta de cambios en la posición y la larga duración en una misma posición.

Plan de Cuidados Propuesto (Objetivos e Intervenciones Clave)

El plan de cuidados se centrará en abordar el diagnóstico «Lesión por presión en el niño» con los siguientes elementos prioritarios:

Objetivos (NOC Sugeridos)

  • Integridad de la piel mejorada (NOC 1102)
  • Prevención de complicaciones (NOC 1902)

Intervenciones (NIC Sugeridas)

  • Cuidados de la Piel:
    • Realizar evaluación diaria de la piel para detectar signos de lesión.
    • Limpiar y secar la piel adecuadamente, especialmente en áreas vulnerables.
  • Movilización del Paciente:
    • Reforzar cambios de posición cada 2 horas para aliviar la presión en áreas críticas.

Evolución y Resultados Esperados

Con la implementación de las intervenciones propuestas, se espera que el paciente muestre una mejoría en la integridad de la piel, con la reducción o resolución del enrojecimiento y la picazón en la zona afectada. El seguimiento continuo permitirá evaluar la efectividad del plan y ajustar las intervenciones según sea necesario.

Preguntas Frecuentes (FAQ)

A continuación, se responden algunas preguntas frecuentes sobre el diagnóstico NANDA-I «Lesión por presión en el niño«:

¿Qué es una lesión por presión en un niño?

Una lesión por presión en un niño es un daño en la piel y los tejidos subyacentes que ocurre cuando hay una presión prolongada sobre una área del cuerpo, lo que afecta la circulación sanguínea.

¿Cuáles son las causas más comunes de lesiones por presión en niños?

Las causas más comunes incluyen la inmovilización prolongada, como en casos de enfermedades, intervenciones quirúrgicas o discapacidades que limitan el movimiento.

¿Cómo se pueden prevenir las lesiones por presión en los niños?

La prevención incluye cambiar de posición al niño con frecuencia, utilizar almohadas o cojines para aliviar la presión, y mantener la piel limpia e hidratada.

¿Qué signos deben alertar sobre una posible lesión por presión?

Los signos incluyen enrojecimiento de la piel que no desaparece al tocarlo, áreas de piel caliente o fría, y cualquier cambio en la textura o color de la piel.

¿Qué tratamiento se recomienda para una lesión por presión en niños?

El tratamiento incluye aliviar la presión en el área afectada, limpiar y proteger la herida, y en algunos casos, usar apósitos especializados que fomenten la curación.

Scroll al inicio