- Código del diagnóstico: 00468
- Dominio del diagnóstico: Dominio 11 – Seguridad – protección
- Clase del diagnóstico: Clase 3 – Violencia
- Estado del diagnóstico: Diagnósticos actuales
El diagnóstico NANDA-I ‘Riesgo de comportamiento autolesivo no suicida’ representa una preocupación crítica en la práctica de enfermería, ya que el reconocimiento y la identificación temprana de este riesgo pueden marcar la diferencia en el bienestar del paciente. La capacidad de los profesionales de la salud para evaluar y abordar los factores que contribuyen a conductas autolesivas es fundamental para garantizar una atención integral y de calidad, que priorice la salud mental y emocional de los individuos, especialmente en poblaciones vulnerables.
Este artículo tiene el propósito de explorar y explicar en detalle el diagnóstico NANDA-I ‘Riesgo de comportamiento autolesivo no suicida’. Se profundizará en la definición de este diagnóstico, así como en los múltiples factores de riesgo y situaciones que pueden incrementar la posibilidad de conductas autolesivas. A medida que avancemos, se ofrecerá una visión integral sobre los aspectos clave de este tema, brindando herramientas útiles para su adecuada identificación y manejo en la práctica clínica.
Definición del Diagnóstico NANDA-I
El diagnóstico NANDA-I de «Riesgo de comportamiento autolesivo no suicida» describe una condición en la que un individuo muestra una predisposición significativa a causar daño físico a sí mismo de manera deliberada, sin tener la intención consciente de acabar con su vida, lo que lo diferencia de las conductas suicidas. Este comportamiento autolesivo, que incluye acciones como cortarse, quemarse o golpear su propio cuerpo, generalmente surge como un medio de expresión de un profundo sufrimiento emocional o psicológico, siendo un intento de aliviar la angustia interna o de manifestar un dolor que no puede ser verbalizado. A menudo es provocado por factores como trastornos del estado de ánimo, disfunciones en la regulación emocional, situaciones de estrés prolongado o conflictos interpersonales, y, aunque la intención no es autodestructiva en el sentido suicida, puede dar lugar a lesiones significativas y a una continua espiral de dolor y malestar si no se identifica y maneja adecuadamente. Este diagnóstico subraya la importancia de la detección temprana y de la intervención oportuna, ya que la falta de atención a este tipo de comportamiento puede llevar a una escalada de las crisis emocionales y a un mayor riesgo de suicidio en el futuro, destacando la necesidad de una atención integral y comprensiva dentro del ámbito de la salud mental y el cuidado de la enfermería.
Factores de Riesgo del Diagnóstico NANDA-I
Identificar los factores de riesgo para «Riesgo de comportamiento autolesivo no suicida» es clave para la prevención. A continuación, se explican:
- Factores conductuales: Estos comportamientos pueden ser el resultado de una búsqueda de alivio emocional y están asociados con una disminución en la capacidad de los individuos para gestionar adecuadamente sus emociones. Por ejemplo, una alta puntuación en instrumentos de autolesión sugiere que la persona ya ha utilizado la autolesión como un medio de afrontamiento, lo que aumenta la probabilidad de que se repita. Además, el abuso de sustancias también puede comprometer el juicio y aumentar la impulsividad, lo que puede llevar a decisiones autolesivas.
- Factores psicológicos: La predisposición a la autolesión puede ser exacerbada por condiciones emocionales como la depresión y la ansiedad. Los individuos con síntomas depresivos a menudo sienten desesperanza y aislamiento, lo que puede llevar a la autolesión como un medio de escape emocional. Asimismo, dificultades en la regulación de las emociones igual pueden empujar a las personas a recurrir a la autolesión cuando enfrentan sentimientos intensos o abrumadores, incrementando el riesgo de comportamiento autolesivo.
- Factores fisiológicos: Aspectos como el insomnio y la falta de un patrón de sueño adecuado pueden afectar significativamente la salud mental y emocional. La privación del sueño puede intensificar la vulnerabilidad emocional, haciendo que los individuos sean menos capaces de manejar el estrés y otros factores emocionales, lo que en última instancia lleva a una mayor propensión a comportamientos autolesionistas. La gestión ineficaz del peso también puede correlacionarse con problemas de autoestima y autovaloración, lo que potencia el riesgo.
- Factores situacionales: Situaciones que limitan el acceso a servicios de salud mental, como el estigma social o la falta de recursos, pueden dejar a las personas en un estado de vulnerabilidad donde no tienen el apoyo adecuado para manejar sus crisis emocionales. Adicionalmente, la exposición a conductas autolesivas entre compañeros puede inducir un efecto de imitación, donde la normalización de la autolesión en un entorno social puede hacer que sea más aceptada y, por lo tanto, más probable que ocurra.
- Factores sociales: El acoso escolar y la dificultad para establecer relaciones sociales efectivas pueden provocar sentimientos de aislamiento y soledad. Estas experiencias sociales adversas son capaces de reforzar la idea de que la autolesión es un medio válido y temporal de manejo del dolor emocional. Las relaciones interpersonales perturbadas y la inadecuada supervisión parental crean un ambiente donde los jóvenes pueden sentirse desamparados, lo que aumenta su vulnerabilidad a recurrir a la autolesión como una forma de acceder a una vía de expresión de su malestar interno.
Población de Riesgo para el Diagnóstico NANDA-I
Ciertos grupos son más susceptibles a «Riesgo de comportamiento autolesivo no suicida«. A continuación, se explican:
- Adolescentes y Jóvenes Adultos: Este grupo se encuentra en una etapa de desarrollo caracterizada por cambios emocionales intensos y hormonales, así como transiciones vitales como el inicio de la vida adulta. Las presiones sociales, académicas y las expectativas futuras pueden generar ansiedad y desesperación. El cerebro de los adolescentes todavía está en desarrollo, particularmente en áreas relacionadas con la toma de decisiones y el control de impulsos, lo que puede hacerlos más propensos a actuar de manera impulsiva y autolesionarse como una forma de manejo emocional o búsqueda de alivio ante el dolor psicológico.
- Personas con Historial de Trauma Infantil: Aquellos que han experimentado abuso físico, emocional o sexual, negligencia, o traumas como enfermedades graves y cirugías en la infancia suelen tener una mayor vulnerabilidad a la autolesión. Estos individuos pueden haber desarrollado mecanismos de afrontamiento disfuncionales y un sentido de desvalorización, llevando a patrones de autoinfringirse daño como una manera de externar su dolor interno, o como un intento de recuperar un sentido de control en sus vidas.
- Individuos Enfrentando Crisis Familiares y Pérdidas: Situaciones como la muerte de un ser querido, el divorcio, o la separación de los padres pueden generar una profunda sensación de pérdida e impotencia. Estas crisis pueden llevar a una disfunción emocional y comportamental, ya que las víctimas de tales pérdidas a menudo se sienten solas y sin apoyo emocional. El riesgo de autolesionarse puede aumentar al buscar formas de manejar la intensidad del dolor emocional o como un grito de ayuda.
- Miembros de Grupos Minoritarios o en Crisis de Identidad: Las personas que se identifican como parte de la comunidad LGBTQ+ o pertenecen a minorías étnicas enfrentan frecuentemente discriminación y estigmatización. Estas experiencias, junto con la lucha por una identidad aceptada, pueden llevar a una inmensa presión psicológica. La falta de aceptación social y el miedo a la violencia o al rechazo pueden inducir a estos individuos a la autolesión como una forma de lidiar con su malestar emocional o como un medio de expresar el sufrimiento causado por la marginalización.
- Personas Sometidas a Estrés Elevado o en Entornos Desfavorecidos: Los individuos que viven en entornos de alta presión, como los estudiantes con altas expectativas académicas, o aquellos que enfrentan encarcelamiento, están en riesgo debido al estrés crónico que experimentan. La falta de recursos, ya sea en términos de apoyo emocional, acceso a servicios de salud mental o redes de apoyo social, puede amplificar su vulnerabilidad. Este estrés puede manifestarse en tendencias autolesionistas como forma de liberar la tensión acumulada o como una forma de auto-castigo por la percepción de fracaso en circunstancias adversas.
- Individuos con Antecedentes Personales o Sociales de Autolesión: Este grupo incluye a personas que han estado expuestas a autolesiones, ya sea por experiencias personales o a través de su círculo social inmediato. El reconocimiento de la autolesión como un mecanismo de afrontamiento efectivo en sus vidas puede perpetuar el ciclo, creando una normalización de esta conducta como respuesta a problemas emocionales o sociales. Además, el conocimiento de historias de autolesión en sus redes puede incrementar la probabilidad de que estas conductas sean vistas como una opción más aceptable.
- Mujeres Cisgénero: Este grupo puede enfrentar una serie de presiones sociales relacionadas con expectativas de género, normas culturales y la búsqueda de validación en una sociedad que a menudo minimiza sus experiencias. Las mujeres, especialmente jóvenes, pueden sentir que deben cumplir con ciertos estándares de belleza, éxito y comportamiento, lo que puede causar una profunda insatisfacción y una lucha interna. Esta presión puede llevar a la autolesión como un intento de gestionar su angustia emocional o como un método de autoexpresión en respuesta a su dolor institucionalizado.
- Otros Factores de Vulnerabilidad: Un menor nivel educativo se asocia frecuentemente con una capacidad restringida para acceder a recursos que faciliten el manejo emocional. Esto puede incluir la falta de conocimiento sobre salud mental y de acceso a servicios adecuados, lo que agrava las dificultades de esas personas en la confrontación de su dolor psicológico y puede hacerlas más propensas a recurrir a la autolesión como un medio de escape o de manejo de su sufrimiento.
Condiciones Asociadas al Diagnóstico NANDA-I
El diagnóstico «Riesgo de comportamiento autolesivo no suicida» puede coexistir con otras condiciones. A continuación, se explican:
- Trastornos de ansiedad La ansiedad puede intensificar la necesidad de autolesionarse como un mecanismo de afrontamiento para aliviar el malestar emocional. Los individuos con trastornos de ansiedad suelen experimentar un nivel elevado de tensión y preocupación, lo que puede conducir a la búsqueda de formas de escape a través de la autolesión. Por lo tanto, la ansiedad no solo puede preceder a la autolesión, sino que también puede convertirse en un ciclo en el que la autolesión se utiliza como una forma de lidiar con la ansiedad, lo que hace que sea crucial evaluar y tratar la ansiedad en este contexto.
- Trastorno límite de la personalidad Este trastorno se caracteriza por inestabilidad emocional y problemas de identidad, aspectos que pueden aumentar la propensión a la autolesión. Por ejemplo, las personas con trastorno límite de la personalidad a menudo sienten emociones intensas y cambiantes que pueden llevar a actos de autolesión como forma de manejar el dolor emocional o para obtener alivio temporal. La impulsividad inherente a este trastorno también contribuye a decisiones rápidas y perjudiciales, lo que hace que la evaluación y el tratamiento de estos síntomas sean vitales en un plan de cuidados.
- Trastornos depresivos mayores La depresión severa es común entre quienes se autolesionan, ya que existe una fuerte correlación entre estos dos estados. La autolesión puede ser vista como un intento de externalizar el dolor interno, donde el individuo busca liberar la tensión emocional acumulada. Este comportamiento puede aumentar la actividad de los neurotransmisores asociados con la satisfacción temporal, creando un patrón de conducta autodestructiva. Por ende, en la valoración clínica se deben considerar los síntomas de depresión para proporcionar un abordaje terapéutico eficaz y completo.
- Trastornos de estrés postraumático Después de experiencias traumáticas, muchas personas pueden desarrollar patrones de comportamiento autodestructivos como forma de enfrentar el dolor emocional y los recuerdos intrusivos. La autolesión puede convertirse en una forma de reexperimentar el trauma o aliviar la disociación que a menudo acompaña al trastorno de estrés postraumático. Por lo tanto, es crucial evaluar la historia traumática de un individuo y su manifestación emocional para implementar intervenciones que no solo aborden el comportamiento autolesivo, sino que también traten el trauma subyacente.
- Trastornos alimentarios La disconformidad con la imagen corporal y el control del peso son típicos en trastornos alimentarios, y pueden llevar a la autolesión como una forma de lidiar con emociones difíciles y la insatisfacción con uno mismo. En este contexto, la autolesión puede ser utilizada como una manera de expresar o manejar el dolor emocional asociado con la imagen corporal, creando un lazo entre las conductas alimentarias y la autolesión. Por lo tanto, entender esta relación es esencial en la valoración para implementar un tratamiento integral que aborde tanto los trastornos alimentarios como los comportamientos autolesivos.
Objetivos NOC / Resultados Esperados
Para el diagnóstico NANDA-I «Riesgo de comportamiento autolesivo no suicida«, se plantean los siguientes resultados esperados (NOC) que guiarán la evaluación de la efectividad de las intervenciones de enfermería. Estos objetivos se centran en la mejora del estado del paciente en relación con las manifestaciones y factores etiológicos del diagnóstico:
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Control del Comportamiento Autolesivo
Este resultado es fundamental para evaluar si el paciente ha disminuido o controlado sus impulsos autolesivos. Al establecer objetivos claros en relación con la frecuencia y la intensidad del comportamiento autolesivo, se puede medir la eficacia de las intervenciones y el bienestar del paciente, lo que es clave en la prevención de lesiones y el fomento de la salud mental. -
Autoconfianza
Fomentar la autoconfianza es relevante porque puede ayudar al paciente a desarrollar una mejor percepción de sí mismo y disminuir la dependencia de comportamientos autolesivos como mecanismo para enfrentar el dolor emocional. Este NOC permite visualizar el progreso en la autoestima y la capacidad del paciente para manejar sus emociones, lo que es esencial en su proceso de recuperación. -
Coping: Estrategias de Afrontamiento
Este resultado mide la capacidad del paciente para identificar y utilizar estrategias de afrontamiento efectivas ante situaciones estresantes. Dado que el comportamiento autolesivo puede ser una respuesta a la incapacidad para manejar el estrés, mejorar este aspecto es crucial para reducir la recurrencia de tales comportamientos y promover una recuperación sostenible. -
Apoyo Social
Evaluar el nivel de apoyo social que percibe el paciente es importante, ya que un entorno de apoyo puede ser un gran factor protector contra el comportamiento autolesivo. Aumentar el apoyo social puede facilitar la comunicación sobre emociones y la búsqueda de ayuda, lo cual es vital para prevenir el comportamiento autolesivo.
Intervenciones NIC / Plan de Cuidados de Enfermería
Para abordar el diagnóstico NANDA-I «Riesgo de comportamiento autolesivo no suicida» y alcanzar los objetivos NOC propuestos, se sugieren las siguientes intervenciones de enfermería (NIC). Estas intervenciones están diseñadas para tratar los factores etiológicos y las manifestaciones del diagnóstico:
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Prevención de lesiones
Esta intervención implica la identificación y reducción de factores de riesgo que pueden conducir a comportamientos autolesivos. La enfermera realiza una evaluación del entorno y del paciente para implementar medidas que protejan al individuo, como la supervisión constante y la creación de un ambiente seguro, favoreciendo así la seguridad física y emocional del paciente. -
Orientación al paciente
Esta intervención se centra en proporcionar información clara y comprensible al paciente sobre sus emociones y conductas. A través de técnicas de comunicación efectiva, la enfermera ayuda al paciente a comprender el impacto de sus acciones y a identificar estrategias de afrontamiento saludables, promoviendo así un manejo adecuado de sus sentimientos y reduciendo la probabilidad de autolesiones. -
Apoyo emocional
Implica ofrecer un espacio seguro donde el paciente pueda expresar sus sentimientos y pensamientos. La enfermera utiliza habilidades de escucha activa y empatía para ayudar al paciente a procesar sus emociones. Este apoyo es crucial para desarrollar la confianza y fomentar una relación terapéutica, lo que puede disminuir el riesgo de comportamientos autolesivos. -
Intervención cognitiva
A través de esta intervención, se busca modificar patrones de pensamiento disfuncionales y fomentar la resiliencia. La enfermera puede facilitar sesiones de terapia cognitivo-conductual o técnicas similar, ayudando al paciente a cambiar la percepción negativa que puede tener de sí mismo y de su situación, lo que puede reducir el comportamiento autolesivo. -
Educación sobre manejo de crisis
Esta intervención se enfoca en proporcionar al paciente herramientas y habilidades para manejar situaciones de crisis emocional. La enfermera enseña técnicas de relajación, manejo del estrés y resolución de problemas, empoderando al paciente para que pueda afrontar sus crisis sin recurrir a comportamientos autolesivos.
Actividades de Enfermería Detalladas
Las intervenciones NIC para el diagnóstico NANDA-I «Riesgo de comportamiento autolesivo no suicida» se componen de actividades específicas que el personal de enfermería lleva a cabo para proporcionar cuidados efectivos. A continuación, se detallan ejemplos de actividades para las intervenciones clave identificadas:
Para la Intervención NIC: Prevención de lesiones
- Realizar una evaluación del entorno del paciente para identificar y eliminar objetos peligrosos o potencialmente autolesivos.
- Implementar un sistema de supervisión continua, asegurando que el paciente sea monitorizado regularmente para prevenir incidentes autolesivos.
- Establecer un ambiente seguro mediante la reorganización de los muebles y la eliminación de elementos que el paciente pueda utilizar para autoleciones, promoviendo así la seguridad física.
Para la Intervención NIC: Orientación al paciente
- Proporcionar sesiones de educación sobre las emociones y sus respuestas físicas, ayudando al paciente a conectar sus sentimientos con sus conductas.
- Fomentar el uso de un diario emocional donde el paciente pueda expresar y reflexionar sobre sus sentimientos, profundizando su autoconocimiento y conciencia emocional.
- Utilizar role-playing para practicar respuestas adaptativas a situaciones que provocan deseos de autolesionarse, facilitando habilidades de afrontamiento efectivas.
Para la Intervención NIC: Apoyo emocional
- Proporcionar un entorno de terapia en el que el paciente se sienta seguro para expresar sus pensamientos y sentimientos sin juicio.
- Realizar sesiones de escucha activa, mostrando empatía y comprensión hacia los desafíos emocionales del paciente para fortalecer la relación terapeuta-paciente.
- Facilitar grupos de apoyo donde los pacientes puedan compartir sus experiencias y estrategias de afrontamiento, promoviendo un sentido de comunidad y pertenencia.
Sugerencias y Consejos Prácticos
Para manejar de manera más efectiva el diagnóstico NANDA-I «Riesgo de comportamiento autolesivo no suicida» y mejorar el bienestar, se ofrecen las siguientes sugerencias y consejos para pacientes y sus familias:
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Establecer un espacio seguro
Crear un entorno físico y emocional seguro ayuda a reducir la ansiedad y el impulso hacia el comportamiento autolesivo. Designa un lugar en casa donde te sientas cómodo y protegido, lo que puede facilitar la gestión de emociones difíciles.
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Practicar técnicas de relajación
Incorporar ejercicios de respiración, meditación o yoga en tu rutina diaria ayuda a manejar el estrés y la ansiedad. Dedica unos minutos al día a estas prácticas para mejorar tu bienestar emocional.
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Comunicarte abiertamente
Hablar sobre tus sentimientos con familiares o amigos de confianza puede disminuir el aislamiento emocional. Considera programar charlas regulares para compartir emociones, lo cual fortalece el apoyo social.
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Identificar y evitar desencadenantes
Reconocer qué situaciones o emociones pueden llevar a pensamientos o comportamientos autolesivos es clave. Llevar un diario puede ayudar a identificar patrones y desarrollar estrategias para evitar estos triggers.
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Establecer una rutina diaria
Crear y mantener una rutina puede proporcionar estructura y estabilidad emocional. Incluye actividades que disfrutes y te den un propósito cada día, lo que puede disminuir la impulsividad.
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Solicitar ayuda profesional
No dudes en buscar el apoyo de profesionales de la salud mental, como terapeutas o consejeros. Ellos pueden ofrecer estrategias adicionales y apoyo continuo para manejar emociones y comportamientos.
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Fomentar hábitos saludables
Cuidar de ti mismo a través de una alimentación balanceada, ejercicio regular y sueño adecuado puede mejorar tu estado de ánimo general. Estos hábitos contribuyen a un mayor bienestar físico y emocional.
Ejemplo Práctico / Caso Clínico Ilustrativo
Para ilustrar cómo el diagnóstico NANDA-I «Riesgo de comportamiento autolesivo no suicida» se aplica en la práctica clínica y cómo se aborda, consideremos el siguiente caso:
Presentación del Paciente y Contexto Clínico
Paciente femenino de 23 años, con antecedentes de trastorno de ansiedad y episodio reciente de separación sentimental. Se presenta a urgencias reportando sentimientos de tristeza profunda y menciona que en ocasiones se ha hecho pequeñas cortes en los brazos cuando se siente abrumada. Su motivo principal para la valoración enfermera es la búsqueda de ayuda para manejar sus emociones y evitar el comportamiento autolesivo.
Valoración de Enfermería
Durante la valoración, se recopilaron los siguientes datos significativos:
- Dato Subjetivo Clave 1: «Siento que no tengo control sobre mis emociones y a veces me corto para liberar el dolor».
- Dato Objetivo Clave 2: Presencia de cicatrices visibles en ambos brazos por heridas autoinfligidas de aproximadamente 2 cm de longitud.
- Dato Subjetivo Clave 3: Refleja ansiedad severa con una puntuación de 15 en la escala de ansiedad de Hamilton.
- Dato Objetivo Clave 4: Afirma no haber tenido pensamientos suicidas, pero sí un deseo de aliviar su angustia emocional.
- Dato Subjetivo Clave 5: «He intentado hablar con amigos, pero ellos no entienden lo que estoy pasando».
Análisis y Formulación del Diagnóstico de Enfermería NANDA-I
El análisis de los datos de valoración conduce a la identificación del siguiente diagnóstico de enfermería: Riesgo de comportamiento autolesivo no suicida. Esta conclusión se basa en la presencia de autolesiones previas, la expresión verbal del paciente sobre su incapacidad para manejar sus emociones y la puntuación alta en la ansiedad, lo que indica un patrón de manejo inadecuado del estrés y una disminuida percepción de apoyo social.
Plan de Cuidados Propuesto (Objetivos e Intervenciones Clave)
El plan de cuidados se centrará en abordar el diagnóstico «Riesgo de comportamiento autolesivo no suicida» con los siguientes elementos prioritarios:
Objetivos (NOC Sugeridos)
- Reducción de los episodios de autolesión en un 75% en un período de tres meses.
- Mejora de las habilidades de afrontamiento emocional del paciente.
Intervenciones (NIC Sugeridas)
- Proveer apoyo emocional:
- Establecer una relación de confianza durante las sesiones de cuidado.
- Escuchar activamente las preocupaciones del paciente y validar sus sentimientos.
- Enseñanza sobre estrategias de afrontamiento:
- Instruir al paciente en técnicas de relajación y manejo de la ansiedad (ej. respiración profunda).
- Proporcionar información sobre recursos y grupos de apoyo disponibles.
Evolución y Resultados Esperados
Con la implementación de las intervenciones propuestas, se espera que el paciente presente una notable disminución en los episodios de autolesión, mejore su capacidad para manejar emociones difíciles y desarrolle una red de apoyo social, fomentando así una salud mental más robusta y resiliente. El seguimiento continuo permitirá evaluar la efectividad del plan y realizar ajustes necesarios según la evolución del paciente.
Preguntas Frecuentes (FAQ)
A continuación, se responden algunas preguntas frecuentes sobre el diagnóstico NANDA-I «Riesgo de comportamiento autolesivo no suicida«:
¿Qué significa el diagnóstico de ‘Riesgo de comportamiento autolesivo no suicida’?
Este diagnóstico se refiere a la vulnerabilidad de una persona a realizar acciones que dañen su propio cuerpo, pero sin intención de suicidarse. Estas conductas pueden ser una forma de lidiar con el dolor emocional o el estrés.
¿Cuáles son algunas señales de alerta de comportamiento autolesivo no suicida?
Las señales pueden incluir rasguños, cortes o moretones en el cuerpo, la expresión de sentimientos de desesperación, cambios en el estado de ánimo, o la tendencia a aislarse socialmente. Es importante prestar atención a estos comportamientos.
¿Qué intervenciones pueden ayudar a una persona en riesgo de comportamiento autolesivo no suicida?
Las intervenciones incluyen brindar apoyo emocional, fomentar la comunicación abierta sobre los sentimientos, enseñar habilidades de afrontamiento y, si es necesario, remitir a la persona a un profesional de salud mental para terapia especializada.
¿Cómo pueden los familiares apoyar a alguien en riesgo de comportamiento autolesivo no suicida?
Los familiares pueden apoyar escuchando sin juzgar, mostrando comprensión, animando a buscar ayuda profesional, y siendo un recurso seguro donde la persona se sienta cómoda hablando sobre sus problemas.
¿Es el comportamiento autolesivo no suicida común entre ciertos grupos de personas?
Sí, este comportamiento es más común en adolescentes y adultos jóvenes, aunque puede presentarse en cualquier grupo de edad. Factores como el estrés, traumas pasados o problemas de salud mental pueden influir en su aparición.