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- Código del diagnóstico: 00047
- Dominio del diagnóstico: Dominio 11 – Seguridad/protección
- Clase del diagnóstico: Clase 2 – Lesión física
- Estado del diagnóstico: Diagnósticos actuales
El diagnóstico NANDA-I ‘Riesgo de integridad cutánea deteriorada’ reviste una importancia crucial en el ámbito del cuidado del paciente, ya que la integridad de la piel es un indicador fundamental de la salud general y del bienestar de los individuos. La identificación oportuna de este riesgo permite a los profesionales de enfermería implementar intervenciones efectivas y personalizadas, previniendo complicaciones como úlceras por presión y otras lesiones cutáneas que pueden afectar significativamente la calidad de vida de los pacientes.
Este artículo se centra en ofrecer una comprensión profunda del diagnóstico NANDA-I ‘Riesgo de integridad cutánea deteriorada’, comenzando con su definición clínica. A lo largo de la lectura, se explorarán los factores de riesgo asociados, las poblaciones vulnerables y las condiciones médicas que pueden influir en la integridad cutánea, proporcionando una visión integral que permitirá a los profesionales de la salud abordar este diagnóstico con mayor amplitud y eficacia.
Definición del Diagnóstico NANDA-I
El diagnóstico NANDA-I ‘Riesgo de integridad cutánea deteriorada’ se refiere a la susceptibilidad aumentada que tiene un individuo para experimentar daños en la piel, tanto en la epidermis como en la dermis, debido a una serie de factores que pueden ser tanto internos como externos. Este diagnóstico implica un juicio clínico que identifica la presencia de condiciones o circunstancias que ponen en peligro la salud y la funcionalidad de la piel, lo que se traduce en un riesgo de lesiones cutáneas como úlceras por presión, irritaciones o infecciones. Las causas pueden incluir, por ejemplo, la inmovilidad, la presión prolongada sobre áreas específicas del cuerpo, la exposición a elementos irritantes, el uso inadecuado de materiales de cuidado y otros factores como la desnutrición o la diabetes que afectan la capacidad de cicatrización y la resistencia de la piel. Así, este diagnóstico invita a la identificación proactiva de riesgos potenciales y la implementación de estrategias de cuidado y prevención, garantizando que el paciente reciba la atención adecuada para proteger su integridad cutánea y mejorar su calidad de vida.
Factores de Riesgo del Diagnóstico NANDA-I
Identificar los factores de riesgo para «Riesgo de integridad cutánea deteriorada» es clave para la prevención. A continuación, se explican:
- Factores Externos: Estos elementos del entorno pueden afectar directamente la salud de la piel, aumentando la vulnerabilidad. Por ejemplo, la exposición a excreciones como orina o heces genera un ambiente húmedo que puede provocar irritación y daño cutáneo, especialmente en pacientes inmovilizados o con incontinencia. La falta de conocimiento del cuidador respecto a la protección de la piel puede resultar en un manejo ineficaz, aumentando la posibilidad de lesiones. Adicionalmente, condiciones como la fricción y la presión sobre prominencias óseas, provocadas por una movilidad reducida, son factores significativos en el desarrollo de úlceras por presión.
- Factores Internos: Las condiciones biológicas como la disminución de la actividad física pueden comprometer la circulación sanguínea, esencial para una piel saludable. En individuos con movilidad física deteriorada o edema, la presión sobre la piel y la distensión de los tejidos aumentan la probabilidad de lesiones cutáneas. Además, la malnutrición impacta negativamente en la integridad de la piel, haciendo a ciertos grupos como los ancianos o aquellos con enfermedades crónicas más susceptibles a riesgos cutáneos. La educación sobre la autogestión y la adherencia a tratamientos es esencial para manejar riesgos internos.
- Factores Psicogénicos: El estado emocional de un individuo puede influir considerablemente en su salud cutánea. La agitación psicomotora y el estrés pueden llevar a comportamientos perjudiciales, como el rascado excesivo o la falta de cuidado adecuado de la piel. Las conductas autolesivas han demostrado causar daños importantes, así como el abuso de sustancias, que disminuye la circulación y deteriora la salud cutánea. Populaciones con problemas de salud mental o dependencia a sustancias pueden encontrar un incremento notable en la vulnerabilidad para la integridad cutánea; por ello, las intervenciones deben incluir apoyo psicológico y educación sobre hábitos de vida saludables.
Población de Riesgo para el Diagnóstico NANDA-I
Ciertos grupos son más susceptibles a «Riesgo de integridad cutánea deteriorada«. A continuación, se explican:
- Individuos en los extremos de la edad Los niños y ancianos son considerados más vulnerables debido a múltiples factores. En el caso de los niños, su piel es más delgada y menos resistentes a las agresiones o lesiones, lo que facilita el desarrollo de irritaciones, quemaduras y otras lesiones cutáneas. Además, su sistema inmunológico aún se está desarrollando, lo cual puede reducir la capacidad de la piel para recuperarse de daños. Por otro lado, los ancianos tienden a presentar una disminución en la elasticidad de la piel, fragilidad vascular y una menor capacidad regenerativa, lo que sumado a factores como la desnutrición o enfermedades crónicas, aumenta su riesgo de lesiones y ulceraciones cutáneas.
- Individuos en unidades de cuidado intensivo Estos pacientes suelen enfrentarse a condiciones críticas que requieren un monitoreo constante y un manejo médico intensivo. Su movilidad es a menudo limitada, lo que incrementa el riesgo de lesiones por presión. Además, los tratamientos invasivos y el uso de dispositivos médicos, como tubos de respiración y catéteres, pueden causar daño directo a la piel y dificultad para mantener la higiene y la integridad cutánea. La gravedad de su condición también puede alterar el flujo sanguíneo, comprometiendo aún más la salud de la piel.
- Individuos en residencias de cuidado a largo plazo Estas personas suelen tener movilidad reducida debido a enfermedades crónicas o discapacidades, lo que facilita el desarrollo de llagas por presión y dermatitis. La atención prolongada, donde la higiene puede ser difícil de mantener adecuadamente, también puede aumentar el riesgo de infecciones cutáneas. Además, el contacto constante con sillas de ruedas, camas y otros equipos médicos puede acentuar la fricción y la presión sobre la piel, contribuyendo significativamente a su deterioro.
- Individuos en entornos de cuidados paliativos En esta etapa, los pacientes yacen a menudo en una sola posición durante períodos prolongados debido a la fatiga extrema y al dolor, lo que genera una mayor susceptibilidad a las lesiones cutáneas. La complejidad de su atención médica, que puede incluir numerosos medicamentos y terapias, puede afectar la circulación y la nutrición, factores vitales en la salud de la piel. La falta de movimiento y estimulación, junto con posibles condiciones comórbidas, hacen que la integridad cutánea sea un aspecto crítico a atender.
- Individuos que reciben atención domiciliaria Las personas en este entorno pueden enfrentar carencias en la supervisión y el monitoreo continuo, lo que lleva a un manejo inadecuado de la salud cutánea. La falta de intervención profesional regular puede resultar en la desatención de las necesidades básicas de la piel, como la limpieza y la hidratación, aumentando el riesgo de contraer infecciones y desarrollar lesiones de piel. Además, las limitaciones cognitivas o físicas del paciente pueden dificultar su capacidad para cuidar de sí mismos adecuadamente.
Condiciones Asociadas al Diagnóstico NANDA-I
El diagnóstico «Riesgo de integridad cutánea deteriorada» puede coexistir con otras condiciones. A continuación, se explican:
- Alteración de la pigmentación La alteración de la pigmentación puede disminuir la capacidad de la piel para responder adecuadamente a lesiones y a factores ambientales, ya que la piel despigmentada puede tener menor resistencia a agresiones químicas y mecánicas. Esto puede facilitar el desarrollo de lesiones cutáneas, lo que crea un entorno propenso a la integridad cutánea deteriorada.
- Anemia La anemia se traduce en una disminución de la capacidad de transporte de oxígeno por la sangre, afectando la oxigenación de los tejidos, incluyendo la piel. La falta de oxígeno puede limitar la capacidad regenerativa de la piel e incrementar la susceptibilidad a infecciones, lo cual es crítico en el contexto de mantener la integridad cutánea.
- Enfermedades cardiovasculares Las enfermedades que afectan la circulación pueden resultar en una perfusión sanguínea inadecuada, que es fundamental para el suministro de nutrientes y oxígeno a la piel. Esta condición se asocia con un riesgo elevado de ulceraciones y daño cutáneo, ya que la piel depende de un correcto sistema circulatorio para mantenerse sana.
- Enfermedad crítica Los pacientes en estado crítico presentan múltiples factores estresantes que pueden comprometer la integridad cutánea, incluyendo inmovilización prolongada, disminución de la circulación y alteraciones en la nutrición. Estas circunstancias aumentan la probabilidad de desarrollar úlceras por presión y otras lesiones cutáneas.
- Disminución del nivel de conciencia Un nivel de conciencia reducido puede comprometer la capacidad del paciente para reconocer y responder a lesiones potenciales en su piel. Esto aumenta el riesgo de daño cutáneo, ya que la falta de autoconciencia puede llevar a una atención insuficiente a áreas vulnerables a lesiones.
- Disminución de la oxigenación tisular La falta de oxigenación adecuada de los tejidos contribuye a la necrosis celular, lo que puede resultar en la muerte de la piel y su subsiguiente deterioro. La oxigenación es esencial para la cicatrización y para mantener la integridad de las estructuras cutáneas.
- Disminución de la perfusión tisular La perfusión inadecuada implica un suministro deficiente de sangre a la piel, lo que limita la entrega de nutrientes esenciales y la eliminación de desechos. Esta situación crea un entorno desfavorable para el mantenimiento de la integridad cutánea y eleva el riesgo de presentaciones cutáneas adversas, como úlceras por presión.
- Diabetes mellitus Los pacientes con diabetes enfrentan un riesgo mayor de infecciones debido a la disminución de la respuesta inmunológica y alteraciones en la cicatrización. Esta condición puede generar heridas que son difíciles de curar, resultando en una mayor tasa de complicaciones cutáneas, lo que justifica la necesidad de una cuidadosa vigilancia.
- Cambio hormonal Los cambios hormonales pueden influir en la función de la piel, afectando factores como la producción de colágeno y la hidratación, lo cual puede debilitar la estructura cutánea y hacerla más susceptible a lesiones y rupturas.
- Inmovilización La inmovilización prolongada es un factor crítico en el desarrollo de úlceras por presión. La presión constante sobre áreas específicas de la piel puede interrumpir la circulación, causando isquemia y un deterioro en la integridad de la piel, lo que requiere intervención y cuidados específicos para prevenir lesiones.
- Inmunodeficiencia La inmunodeficiencia reduce la capacidad del cuerpo para combatir infecciones, lo que puede permitir que microorganismos patógenos se desarrollen y provoquen daño en la piel. Esto aumenta el riesgo de complicaciones cutáneas que pueden llevar a un deterioro significativo de la integridad cutánea.
- Metabolismo deteriorado Un metabolismo ineficiente puede comprometer los procesos de regeneración celular y la salud cutánea en general. La incapacidad para mantener el equilibrio nutricional adecuado puede resultar en una piel más frágil y propensa a lesiones.
- Infecciones Las infecciones cutáneas pueden resultar en una destrucción local de la piel y en la formación de heridas, lo que impide la integridad cutánea y requiere cuidados específicos para manejar las complicaciones asociadas.
- Dispositivos médicos El uso prolongado de dispositivos médicos, como catéteres o vendajes, puede provocar irritación o lesiones cutáneas. Es esencial realizar una vigilancia regular para detectar cualquier signo de daño y mitigar el riesgo de deterioro de la piel asociado con estos dispositivos.
- Neoplasias Ciertas neoplasias pueden afectar tanto la función de la piel como su integridad física. El tratamiento de algunos tipos de cáncer puede incluir terapias que afectan negativamente la piel, aumentando el riesgo de complicaciones cutáneas.
- Trastornos neurológicos Las condiciones que afectan la función neurológica pueden limitar la movilización y la percepción sensorial, lo que reduce la capacidad del paciente para cuidar su piel y para evitar lesiones. Estos factores son cruciales en la evaluación del riesgo de integridad cutánea.
- Neuropatía periférica La neuropatía puede llevar a una disminución de la sensibilidad en la piel, lo que significa que las lesiones pueden no ser detectadas sino hasta que se desarrolla un daño significativo. Esta falta de percepción puede resultar en un deterioro de la integridad cutánea muy avanzado.
- Preparaciones farmacéuticas Algunos medicamentos pueden causar efectos secundarios adversos en la piel, como erupciones o reacciones alérgicas. Estos efectos pueden comprometer la integridad cutánea y requieren una evaluación regular para gestionar y prevenir complicaciones.
- Trastornos de la sensibilidad Los trastornos que afectan la sensibilidad pueden dificultar la detección de dolor o daño en la piel, lo que puede propiciar la aparición de lesionados sin que el paciente sea consciente de su gravedad, incrementando así el riesgo de problemas cutáneos.
- Heridas y lesiones Cualquier herida previa puede predisponer a la piel a debilitarse y ser más susceptible a nuevos daños. La adecuada atención y cuidado de las heridas son fundamentales para prevenir complicaciones futuras en la integridad cutánea.
Objetivos NOC / Resultados Esperados
Para el diagnóstico NANDA-I «Riesgo de integridad cutánea deteriorada«, se plantean los siguientes resultados esperados (NOC) que guiarán la evaluación de la efectividad de las intervenciones de enfermería. Estos objetivos se centran en la mejora del estado del paciente en relación con las manifestaciones y factores etiológicos del diagnóstico:
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Integridad de la piel
Este resultado NOC permite evaluar el estado general de la piel del paciente, observando cambios en la integridad cutánea que podrían indicar la aparición de lesiones o ulceraciones. Medir la integridad de la piel es crucial para prevenir complicaciones y asegurar una atención adecuada, especialmente en pacientes con factores de riesgo. -
Conocimiento: Cuidado de la piel
Este resultado mide el nivel de comprensión del paciente y del cuidador respecto a cómo prevenir daños cutáneos. Promover el conocimiento sobre el cuidado de la piel ayuda a empoderar al paciente en su autocuidado, lo que puede reducir el riesgo de deterioro de la integridad cutánea y fomentar un entorno de sanación más eficiente. -
Prevención de lesiones cutáneas
Este resultado NOC se centra en las estrategias implementadas por el paciente y el personal de salud para prevenir lesiones. La evaluación de este resultado es fundamental, pues la identificación y el seguimiento de los métodos de prevención pueden contribuir a reducir la incidencia de lesiones cutáneas, mejorando la calidad de vida del paciente. -
Estado nutricional
Este resultado es relevante ya que la nutrición está directamente vinculada a la salud de la piel. Un estado nutricional adecuado es fundamental para mantener la integridad cutánea, ya que una desnutrición puede aumentar el riesgo de deterioro de la piel. Medir y mejorar este aspecto es esencial para garantizar que el paciente tenga los nutrientes necesarios para la reparación y regeneración de la piel.
Intervenciones NIC / Plan de Cuidados de Enfermería
Para abordar el diagnóstico NANDA-I «Riesgo de integridad cutánea deteriorada» y alcanzar los objetivos NOC propuestos, se sugieren las siguientes intervenciones de enfermería (NIC). Estas intervenciones están diseñadas para tratar los factores etiológicos y las manifestaciones del diagnóstico:
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Prevención de lesiones por presión
La intervención se centra en identificar y reducir los factores de riesgo para prevenir la formación de úlceras por presión. Esto incluye la evaluación de la piel, el cambio regular de posición del paciente y el uso de superficies adecuadas. Su propósito es minimizar la presión sobre áreas vulnerables, contribuyendo así a mantener la integridad cutánea y a alcanzar objetivos NOC relacionados con la integridad de la piel. -
Cuidado de la piel
Esta intervención implica la limpieza y la hidratación adecuadas de la piel del paciente, así como la aplicación de productos que favorezcan la barrera cutánea. Su propósito es prevenir la sequedad y las lesiones cutáneas, asegurando que la piel permanezca en óptimas condiciones y reduciendo el riesgo de integridad cutánea deteriorada. -
Educación sobre hábitos de cuidado personal
A través de la educación, se instruye al paciente y su familia sobre la importancia del cuidado adecuado de la piel y cómo identificar señales de advertencia de deterioro cutáneo. Esta intervención fomenta la participación activa del paciente en su propio cuidado, contribuyendo a su autocuidado y prevención de lesiones cutáneas. -
Valoración de riesgo de caídas
Esta intervención evalúa factores de riesgo relacionados con caídas que pueden contribuir a lesiones en la piel. Al identificar estos riesgos, se pueden implementar estrategias de prevención adecuadas, como la mejora de la movilidad y el entorno seguro, ayudando a prevenir caídas y, por ende, a mantener la integridad cutánea. -
Monitoreo de la integridad de la piel
Consiste en realizar valoraciones frecuentes de las áreas susceptibles a lesiones cutáneas, documentando cualquier cambio. Al monitorear de cerca la piel, se pueden detectar tempranamente los signos de deterioro, permitiendo intervenciones oportunas para tratar y prevenir lesiones cutáneas.
Actividades de Enfermería Detalladas
Las intervenciones NIC para el diagnóstico NANDA-I «Riesgo de integridad cutánea deteriorada» se componen de actividades específicas que el personal de enfermería lleva a cabo para proporcionar cuidados efectivos. A continuación, se detallan ejemplos de actividades para las intervenciones clave identificadas:
Para la Intervención NIC: Prevención de lesiones por presión
- Realizar una evaluación diaria de la piel del paciente, prestando especial atención a áreas de presión, para identificar signos tempranos de deterioro.
- Reprogramar y documentar el cambio de posición del paciente cada dos horas para reducir la presión en áreas vulnerables, evitando la formación de úlceras por presión.
- Utilizar almohadillas o cojines especiales para redistribuir la presión en las áreas de riesgo, contribuyendo a mantener la integridad cutánea.
Para la Intervención NIC: Cuidado de la piel
- Limpiar la piel utilizando productos suaves y no irritantes, asegurando que el pH de la piel se mantenga para prevenir la dermatitis.
- Aplicar una crema hidratante adecuada en la piel del paciente al menos dos veces al día para prevenir la sequedad y mantener la elasticidad cutánea.
- Evaluar la necesidad de apósitos protectores en áreas con alto riesgo de daño, como codos y talones, para proporcionar una barrera adicional.
Para la Intervención NIC: Educación sobre hábitos de cuidado personal
- Proporcionar al paciente y su familia materiales educativos sobre la importancia del cuidado de la piel y los signos de deterioro cutáneo a los que deben estar atentos.
- Demostrar al paciente cómo realizar una autoevaluación de su piel y reconocer posibles cambios que podrían indicar riesgo de deterioro.
- Fomentar la participación activa del paciente en su propio cuidado, animándole a mantener una rutina diaria de higiene y cuidado de la piel.
Sugerencias y Consejos Prácticos
Para manejar de manera más efectiva el diagnóstico NANDA-I «Riesgo de integridad cutánea deteriorada» y mejorar el bienestar, se ofrecen las siguientes sugerencias y consejos para pacientes y sus familias:
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Hidratación diaria de la piel
Utiliza cremas hidratantes adecuadas para mantener la piel suave y flexible. La hidratación previene la sequedad y las fisuras, que pueden conducir a lesiones cutáneas. Aplica la crema después del baño y en las áreas propensas a la sequedad.
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Revisar la piel regularmente
Realiza examen visual de la piel al menos una vez al día. Detectar cualquier cambio o irritación a tiempo permite un tratamiento temprano y previene complicaciones mayores.
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Usar ropa adecuada
Selecciona prendas de algodón y evita materiales sintéticos que puedan irritar la piel. La ropa suelta y suave reduce la fricción y permite una mejor ventilación, previniendo lesiones.
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Mantener la movilidad
Si hay limitación de movimiento, cambia de posición cada 2 horas. La inmovilidad puede contribuir al desarrollo de úlceras por presión, por lo que es vital moverse regularmente o utilizar dispositivos de apoyo.
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Seguir una dieta equilibrada
Consume alimentos ricos en vitaminas y minerales, especialmente vitamina C y proteínas, que son esenciales para la reparación de tejidos. Una buena nutrición apoya la salud de la piel y su capacidad para sanar.
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Evitar productos irritantes
Limita el uso de productos químicos agresivos, jabones fuertes y perfumes que puedan irritar la piel. Opta por productos suaves y hipoalergénicos para cuidar la piel sin causar daños.
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Proteger la piel del sol
Utiliza protector solar con un alto factor de protección en las áreas expuestas al sol para prevenir daños y enrojecimiento. La protección solar es crucial para mantener la salud de la piel a largo plazo.
Ejemplo Práctico / Caso Clínico Ilustrativo
Para ilustrar cómo el diagnóstico NANDA-I «Riesgo de integridad cutánea deteriorada» se aplica en la práctica clínica y cómo se aborda, consideremos el siguiente caso:
Presentación del Paciente y Contexto Clínico
Paciente masculino de 78 años con antecedentes de diabetes mellitus tipo 2 y enfermedad cardiovascular. Acude a la consulta por presentar un edema en extremidades inferiores y dificultad para movilizarse, lo que ha llevado a una limitación en su movilidad y un aumento en el tiempo de permanencia en la cama.
Valoración de Enfermería
Durante la valoración, se recopilaron los siguientes datos significativos:
- Dato Subjetivo Clave 1: El paciente refiere sensación de tirantez en la piel de las piernas y describe que la piel está más seca de lo habitual.
- Dato Objetivo Clave 2: Observación de áreas de eritema en la piel de las prominencias óseas (codos y talones).
- Dato Objetivo Clave 3: Se constata que el paciente limita su movilidad, estando en cama más de 12 horas al día.
- Dato Objetivo Clave 4: Evaluación de la piel muestra una turgencia disminuida y textura áspera en las áreas de riesgo alto.
Análisis y Formulación del Diagnóstico de Enfermería NANDA-I
El análisis de los datos de valoración conduce a la identificación del siguiente diagnóstico de enfermería: Riesgo de integridad cutánea deteriorada. Esta conclusión se basa en la presencia de eritema en áreas de presión, la disminución de la movilidad del paciente, así como la deshidratación de la piel, que son factores reconocidos que incrementan el riesgo de daño cutáneo.
Plan de Cuidados Propuesto (Objetivos e Intervenciones Clave)
El plan de cuidados se centrará en abordar el diagnóstico «Riesgo de integridad cutánea deteriorada» con los siguientes elementos prioritarios:
Objetivos (NOC Sugeridos)
- Integridad de la piel mantenida: El paciente demostrará piel intacta durante toda la hospitalización.
- Conocimiento sobre el cuidado de la piel aumentará: El paciente y sus cuidadores mostrarán comprensión sobre el cuidado de la piel y la importancia de la movilidad.
Intervenciones (NIC Sugeridas)
- Prevención de lesiones cutáneas:
- Realizar cambios de posición cada 2 horas para evitar la presión en prominencias óseas.
- Aplicar cremas hidratantes en las áreas afectadas para mejorar la hidratación de la piel.
- Educación del paciente y la familia:
- Instruir al paciente sobre la importancia de la movilidad regular y la higiene de la piel.
Evolución y Resultados Esperados
Con la implementación de las intervenciones propuestas, se espera que el paciente mantenga la integridad cutánea, sin presentar nuevas lesiones o complicaciones. La movilidad permitirá una menor presión en las zonas vulnerables, y con la educación, el paciente y su familia se sentirán capacitados para contribuir en su cuidado y prevención de riesgo.
Preguntas Frecuentes (FAQ)
A continuación, se responden algunas preguntas frecuentes sobre el diagnóstico NANDA-I «Riesgo de integridad cutánea deteriorada«:
¿Qué significa ‘Riesgo de integridad cutánea deteriorada’?
Significa que hay una posibilidad aumentada de que la piel del paciente sufra daño o lesiones debido a factores como la inmovilización, la desnutrición o la fricción.
¿Cuáles son las causas más comunes de este riesgo?
Las causas pueden incluir falta de movilidad, mal estado nutricional, incontinencia, lesiones previas en la piel y condiciones médicas crónicas que afectan la circulación.
¿Cómo se puede prevenir un deterioro de la integridad cutánea?
La prevención implica mantener la piel limpia y seca, cambiar la posición del paciente regularmente, utilizar almohadillas adecuadas y asegurarse de que la nutrición sea suficiente.
¿Qué rol tiene el personal de enfermería en la gestión de este diagnóstico?
El personal de enfermería evalúa la piel del paciente regularmente, implementa medidas preventivas, educa al paciente y su familia sobre cuidados de la piel y documenta cualquier cambio en la condición de la piel.
¿Cuáles son los signos de advertencia de un deterioro cutáneo?
Los signos incluyen enrojecimiento, hinchazón, cambios en la temperatura de la piel, dolor o molestias en áreas específicas y formación de úlceras o llagas en la piel.